Conoce estas recomendaciones para fomentar la movilidad eléctrica en Latinoamérica y el Caribe

Análisis destaca que varias de las grandes urbes de la región marcan el paso a los países, pasando de proyectos piloto a la introducción de un gran números de buses y otros medios de transporte público en sus flotas.


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El Programa de la ONU para el Medio Ambiente, con el apoyo de la Unión Europea, a través del Programa EUROCLIMA+ y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), se encuentran realizando diversas acciones dirigidas a apoyar a los países a realizar una transición hacia la movilidad eléctrica.

En ese contexto, y por tercer año consecutivo, dieron a conocer el Informe de Movilidad Eléctrica de América Latina y el Caribe 2019, el cual muestra los avances de la movilidad eléctrica en la región, junto con presentar una serie de recomendaciones para incentivar esa misma senda en los distintos países, y destacar las oportunidades socio-económicas de esta transición.

Uno de los principales hallazgos de este informe es el interés creciente de la ciudadanía en la adopción de tecnologías limpias.

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Dados los altos porcentajes de energías renovables, la rápida urbanización, la fuerte utilización del transporte público y los altos niveles de polución en la región, la transición a la movilidad eléctrica alimentada de energías limpias empieza a generar un interés creciente en los gobiernos, pero también en la ciudadanía.

Más allá de los sistemas de transporte eléctricos de rieles (metro, trenes y tranvías), en los que no se enfoca este estudio, se observa la aparición de diversas asociaciones provenientes de la sociedad civil dedicadas a este sector.

Rol de las ciudades

Otro aspecto que se destaca en el Informe de Movilidad Eléctrica de América Latina y el Caribe 2019 es el liderazgo de las ciudades en el desarrollo e implantación de la movilidad eléctrica.

Es así como se consigna que varias de las grandes urbes de la región marcan el paso a los países, pasando de proyectos piloto a la introducción de un gran números de buses y otros medios de transporte público en sus flotas.

Asimismo, es en las ciudades donde se observa con mayor intensidad la diseminación de transportes alternativos como scooters, bicicletas o motocicletas eléctricas.

Además, existe una proliferación del número de puntos de carga en muchos países de la región, así como la aparición o expansión de corredores de carga que permiten cubrir amplias distancias y que incentivan la adquisición y/o el uso de vehículos eléctricos por parte de sus ciudadanos.

Se observa también un interesante potencial de desarrollo de mercados basados en elementos ligados a la movilidad eléctrica, como son los componentes primarios, las baterías o la fabricación de vehículos.