Movilidad eléctrica: apretando el acelerador

Pese a los beneficios que genera el transporte eléctrico, su masificación se ve condicionada por factores como el precio de este tipo de vehículos y la disponibilidad de infraestructura de carga.


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La llegada de 100 buses eléctricos provenientes de China al puerto de San Antonio, ocurrida hace algunas semanas, fue una muestra más del buen momento que está experimentando la electromovilidad en Chile, una tendencia que se encuentra en pleno movimiento gracias a desarrollos que van desde pequeños patinetes, autos y taxis operando en Santiago, hasta vehículos pensados para los requerimientos de sectores como la minería.

Y es precisamente este sector extractivo uno de los principales beneficiados con la dinamismo que presenta en la actualidad es la movilidad, considerando que el cobre y el litio son insumos claves en los vehículos eléctricos.

En ese contexto, son relevantes las declaraciones del Gobierno respecto a que el objetivo es lograr que el 40% de los vehículos particulares y el 100% de los del transporte público sean eléctricos para 2050.

Sus dichos van en línea con lo expresado por el Presidente Sebastián Piñera a inicios de noviembre, cuando su gobierno recibió seis autos eléctricos BMW i3 licitados para traslados oficiales, ocasión en que manifestó que “Chile se va a transformar, después de China, en el país con mayor cantidad de buses eléctricos en el mundo”.

VEA EL VIDEO: Conoce los primeros 100 buses eléctricos para el Transantiago

Realidad regional

En contraste con Chile, países como Holanda tienen una mayor cantidad de vehículos eléctricos operando en el transporte público, según estudios recientes, aunque distribuidos en varias ciudades y no concentradas en una sola, como ocurrirá en Santiago.

Por otra parte, algunas ciudades de América Latina, como Bogotá, Lima o Ciudad de México, también han comenzado con estos planes.

Tal es el caso de los patinetes de las estadounidenses Lime y Bird y de la local Grin, bicicletas de la mexicana Dezba y motos eléctricas de la local Econduce, que empezaron a multiplicarse en las calles de la capital de México, pero aún no cubren toda la ciudad.

Además, hay un plan para introducir entre 300 y 500 autobuses eléctricos -aún sin fecha- y unos 11.000 taxistas deben cambiar sus vehículos anteriores a 2008 por híbridos o eléctricos.

Aunque no hay planes concretos para el transporte público, en Perú se redujo a cero el impuesto a la importación de vehículos eléctricos y se anunció un proyecto de ley para apoyar el uso de estos vehículos en el país.

En Chile, los 100 buses eléctricos fabricados por la china BYD y financiados por la eléctrica Enel serán operados por la empresa Metbus y son los primeros de una flota de 200 que se integrarán al sistema de transporte público de Santiago. El otro centenar de buses, financiados por la francesa Engie, están siendo fabricados por la también china Yutong.

Probablemente Colombia seguirá sus pasos, con una licitación en proceso para cambiar los autobuses públicos diesel, aunque no se ha detallado qué tipo de motores utilizarán.

Beneficios y desafíos de los vehículos eléctricos

Si la flota actual de buses y taxis de 22 ciudades latinoamericanas fuera reemplazada por vehículos eléctricos, para 2030 se ahorrarían casi US$64.000 millones en combustible y se reducirían 300 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono, según un estudio de la ONU.

Además, el Ministerio de Transportes de Chile ha expresado que los costos de operación y mantenimiento de un bus eléctrico bajan alrededor de un 70% frente a uno con motor diésel. Cabe señalar que Santiago tiene una flota de 6.500 buses a combustión actualmente.

Sin embargo, el auspicioso momento que vive el transporte eléctrico enfrenta desafíos como el alto precio de los vehículos y la falta de puntos de recarga.

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Es así como en Chile sólo hay unas 40 estaciones públicas de carga, de acuerdo a un registro oficial, la mitad en Santiago. Y sólo un 0,005% de los vehículos livianos y medianos que recorren las calles chilenas son eléctricos, según la asociación automotriz ANAC.

“Hasta ahora, la gran barrera siguen siendo los precios de los vehículos eléctricos. También la autonomía de las baterías representa un desafío que se ha ido resolviendo gradualmente”, dijo a Reuters la ministra de Transportes chilena, Gloria Hutt.

Un auto BMW i3 como el licitado por el gobierno para el uso de los funcionarios cuesta US$60.000 en Chile, aunque también se pueden hallar opciones más económicas de Renault o Mitsubishi por la mitad del precio.

Por otra parte, también es interesante indicar que en Chile, los vehículos eléctricos ya tienen algunas ventajas como estar exentos de un impuesto medioambiental y de restricciones al tránsito. En el caso de los taxis que circulan por las provincias, hay un subsidio que incentiva el recambio de autos hacia otros más eficientes, dijo el ministerio de Energía.

Además, a inicios de diciembre se firmó un acuerdo entre gobierno y privados que contempla, entre otras medidas, que Banco Estado otorgue financiamiento preferente a proyectos para fomentar la electromovilidad.

Otro factor que debe ser considerado es que la industria todavía es incipiente en América Latina: sOlo se producen y ensamblan autos eléctricos en México y Brasil, que tienen las mayores industrias automotrices de la región, pero a escala muy reducida por ahora, una situación que podría variar según se comporte la demanda por estos vehículos en el corto y mediano plazo.