Se viene la avalancha global de vehículos eléctricos: ¿estamos preparados?

Renato Sepúlveda, Consultor Senior en Tecnologías y Minería

De manera cada vez más frecuente están apareciendo en los medios de comunicación y redes sociales, noticias relacionadas con la avalancha de vehículos eléctricos (EVs) que se aproximan a los mercados, como parte de la transición energética en curso.

Esta nueva oferta es la mayor transformación de la industria del automóvil desde que Henry Ford inventó la producción de vehículos en línea, hace unos 100 años. Europa ha estado en la carrera por los eléctricos desde el comienzo de este ciclo, Estados Unidos tiene como objetivo que el 50% de los vehículos comercializados a 2030 sean eléctricos y Asia se ha transformado ya en un gran fabricante y exportador de EVs, empujando de paso la baja de los precios.

Los vehículos eléctricos son parte de una nueva generación, altamente intensiva, en software y tecnologías. De hecho, Mckinsey los llama “Smarthphones sobre ruedas”.  Incluyen software avanzado, conectividad, entretenimiento a bordo, computadoras de alto poder y características avanzadas de asistencia al conductor; todo lo que además requerirá de un nuevo ecosistema con fuerza tecnológica para operarlos y mantenerlos.

Por otra parte, tal como sabemos, es imperativo avanzar rápido hacia los objetivos climáticos incorporados en el Acuerdo de París de 2015. Los vehículos eléctricos son parte importante de la solución al grave desafío que significa el calentamiento global.

Hoy existen enormes inversiones en nuevas plantas para producir estos autos, camiones y otros vehículos (maquinaria de movimiento de tierra, por ejemplo), que están comprometidas o incluso en construcción. Ford, Mercedes, Volvo, Toyota, Testa y muchos otros ya están en esta carrera que, según todo indica, se pondrá aún más emocionante en los siguientes años. Véase por ejemplo un artículo de Reuters, dando cuenta de inversiones proyectadas por US$1,2 trillones de dólares.

La mayoría de los analistas coinciden en que, durante los siguientes 7 años, los eléctricos serán crecientemente la mayoría de vehículos comercializados.

Algunos de los 5 factores más importantes que han impedido hasta ahora o que podrían demorar hacia el futuro la masificación o “democratización” mundial de estos vehículos son los siguientes:

a. Precio: Históricamente, su precio ha sido más alto que los vehículos de combustibles fósiles y ha existido por ello temor de los consumidores a comprarlos, a pesar de la empatía que a veces generan.

La buena noticia es que hay mucha inversión en curso en nuevas plantas y escalas de producción mucho más masivas, por lo que el precio bajará significativamente en los próximos 5 años, cuando las nuevas instalaciones estén en producción. En esa dirección, hace unas semanas Tesla bajó sus precios, lo que obligó a Volkswagen a apurar su estrategia y lanzar vehículos más económicos (con precio de app. 25 mil euros).

b. Tiempo de carga: Otro de los temores que ha frenado el despliegue son los tiempos que demoran en cargar la energía eléctrica estos camiones y autos. La buena noticia es que en países desarrollados, aunque falta mucho todavía, existe inversión en curso para el desarrollo de sistemas de carga rápida e incluso algunos de ellos, aunque todavía a nivel de laboratorio, prometen cargar estos vehículos en menos tiempo que lo que toma cargar un vehículo a gasolina o diésel (3 minutos).

c. Infraestructura para carga: Un tercer factor que ha hecho que la masificación de estos vehículos haya ido más lenta es la falta de redes de recarga. Sin embargo, aunque todavía falta bastante, en los países desarrollados existen grandes esfuerzos público-privados para establecer dichas redes que permitan que los choferes puedan manejar tranquilos, sin que la próxima carga sea un obstáculo, lo que además se ve reforzado por la fuerte inversión en baterías que permitirán recorrer distancias cada vez más largas.

Sin perjuicio de los avances en los países desarrollados, este es un desafío pendiente en casi toda Latinoamérica, que debe ser abordado lo antes posible si queremos estar en la transición energética y reducir la huella de carbono de nuestros productos de exportación.

d. Disponibilidad de materias primas para la transición energética: Los vehículos eléctricos consumen una importante cantidad de insumos de origen mineral, tales como cobre, litio y otros, tanto de manera directa –es decir, en sus carrocerías– como indirecta, a saber, en el aumento del consumo e infraestructura de energía eléctrica que realizan.

En cuanto a cobre, por ejemplo, la consultora Woodmac ha dicho que se requieren 9 millones de toneladas adicionales a 2030 y 19 millones –casi duplicar el consumo 2022– para el consumo anual del año 2040.

De los factores enumerados, este puede ser el que más riesgos de atrasos relevantes represente para la materialización de la transición energética global.

Es por ello que países como Chile deberían promover el desarrollo de nuevos proyectos mineros que permitan suministrar cobre y otros minerales que esta transición nos demanda.

Como conclusión podemos decir que se aproxima una enorme nueva y enorme oferta de vehículos eléctricos, que moldeará una nueva era del transporte de personas y de mercancías y que contribuirán a disminuir las emisiones de gases de CO2 causantes del calentamiento global del planeta.

Para que esta nueva revolución industrial pueda materializarse a tiempo, se requiere con urgencia hacerse cargo del desafío de aumentar la producción de minerales, lo que tomará años, pero se debe partir ahora.

En segundo lugar, es necesario crear una infraestructura eléctrica que haga posible materializar en Chile y Latinoamérica el uso masivo de los vehículos eléctricos.