Movilidad eléctrica en Chile

Alberto Escobar

Gerente de Movilidad y Políticas Pública de Automóvil Club de Chile.

Presidente de la Agrupación de Movilidad Eléctrica de Chile, AMECH.

 

En una decisión inédita y sin precedentes, cuatro países han anunciado que en los próximos años prohibirán la venta de vehículos propulsados por combustibles para impulsar tecnologías con cero emisiones. Mientras Holanda y Noruega se pusieron como meta que todos los automóviles nuevos que se vendan sean eléctricos a partir de 2025, y Alemania e India adoptaron el desafío de hacerlo el 2030, este tipo de políticas sólo dejan de manifiesto que en el mundo está existiendo una transición radical de las ciudades y del transporte hacia una movilidad eléctrica.

El futuro del transporte será más eléctrico, y como sociedad debemos estar preparados para que se materialice de la manera más eficiente posible. Si bien la masificación de los autos eléctricos trae consigo una lógica de sustentabilidad y gestión urbana que va en directo beneficio del medio ambiente, los usuarios y al desarrollo de las naciones, Chile tiene la gran posibilidad de evolucionar y de ir asumiendo el reto de “descarbonizar” nuestro parque automotor.

A pesar que los autos con motores eléctricos se encuentran disponibles hace algunos años en Chile, se requiere con urgencia un Estado que sea capaz de generar subsidios o exenciones de impuestos que permitan que esta tecnología sea accesible a la sociedad civil. Cuando se habla de generar incentivos, no sólo significa bajar las barreras de introducción de vehículos eficientes, sino que se debe tener una visión más amplia y crear estímulos proporcionales a los niveles de emisión. Se hace indispensable ir adoptando beneficios públicos y privados que permitan a los usuarios optar por estos vehículos, por ejemplo, circular en vías menos congestionadas o poder estacionarse gratuitamente en la ciudad, tal como se ha hecho con éxito en España.

Para el despegue de la electrificación del transporte en Chile también requieren de otros tipos de desafíos que pueden ser asumidos por el sector privado. No solo se debe ir formando técnicos e ingenieros mecánicos que estén preparados para esta nueva tecnología, sino que también se debe fomentar la investigación y desarrollo de componentes asociados a la electromovilidad, así como promover normas universales de carga de vehículos. De igual forma, se necesita definir estándares para evaluar la condición y duración esperada de la batería de los autos eléctricos, impulsar la creación de una red de recarga a nivel nacional e ir planificando la infraestructura vial adecuada para acercar la movilidad eléctrica a las ciudades.

Los autos eléctricos son una industria que está en pleno desarrollo y se espera que sean el estándar internacional en 13 años más. Su presencia provocará tener ciudades extremadamente silenciosas,  más limpias y con una calidad de vida superior a lo que estamos acostumbrados. La electricidad en los vehículos es una tecnología que existe, que es real, que funciona, que es muy eficiente y que predominará en el futuro de la movilidad urbana.