Es claro que el mundo, para enfrentar sus desafíos, necesita más minería sostenible. El desafío radica en el tipo de minería que queremos y soñamos en las regiones mineras, el país y el planeta para lograr la urgente transición energética.
La minería chilena puede entregar los minerales necesarios para disminuir los efectos del cambio climático. Esto, a través de un crecimiento energético apalancado de una minería verde, que sea reconocida como tal por comunidades, usuarios finales, miembros de la cadena de valor y la sociedad como un todo.
Chile tiene la oportunidad única de posicionarse como líder mundial en esta materia si logra articular colectivamente un alineamiento social en torno a la agenda del hidrógeno y la minería verde. Una visión de futuro compartida que coordine, impulse y catalice los esfuerzos de todos: mineros, no mineros, públicos, privados, academia e industria, centros tecnológicos y corporaciones, comunidades y emprendimiento.
Esta visión compartida va a producir un desarrollo de capital humano, fuentes de trabajo, tecnologías, emprendimientos, encadenamientos productivos, políticas públicas, fuentes de financiamiento, entre otros elementos, transitando hacia la promoción de un ecosistema energético y minero sostenible, bajo alianzas público-privadas y nacionales e internacionales, en donde Chile jugará de local. A 2030, toda innovación energética y minera que salga de Chile será reconocida en el mundo entero sin ninguna discusión para su globalización y aporte hacia un mundo sostenible.
Un mecanismo concreto para lograr darle forma en nuestro país a esta tremenda oportunidad que tenemos, es a través de la implementación del Instituto de Tecnologías Limpias en la Región de Antofagasta, lugar donde se extraen los recursos, y en donde se implementa la política de innovación más importante, inclusiva y sistémica que el Estado de Chile ha invertido aprovechando la abundancia de recursos naturales de esa región. Focalizándonos en los conceptos de la energía y minería verde se generará un tremendo factor traccionante y transformador para Chile, que desborda los límites de la minería y la generación, transmisión y almacenamiento energético.
Convertir a nuestro país en un líder exportador de energía sostenible asociada al hidrógeno verde convoca a muchos. La minería se enfrenta a nuevos paradigmas que desafían su tradicional modelo de negocios con que ha operado en las últimas décadas y que condicionan la sostenibilidad de la industria más importante de nuestro país. Nuevas condiciones sociales, territoriales, comunitarias, políticas y de mercado, imponen el desafío de transitar hacia una minería verde que se define como un concepto de gestión integral, que promueva visiones compartidas hacia un futuro desarrollo minero para Chile y el mundo.
El hidrógeno verde se revela como una oportunidad única que debe implementarse como un mecanismo concreto para lograr darle forma al desarrollo sostenible de Chile para sus futuras generaciones. Y el Instituto de Tecnologías Limpias se posiciona como un instrumento clave en la conquista de este sueño que tenemos como país. Una política de innovación inclusiva y sistémica focalizada en los atributos mineros y energéticos permitirá apoyar y estimular la creación de una transformación que creará riqueza sostenible para las regiones mineras, el país y el mundo.