Electromovilidad, un potencial de desarrollo para Chile

Álvaro Merino

Gerente de Estudios de SONAMI

Hoy se presenta una interesante ventana de oportunidades: el crecimiento de la demanda de cobre y litio a raíz del boom de la electromovilidad. Chile, al poseer una de las mayores reservas del mundo -un 48% en el caso del litio y 22% en el cobre, según el Servicio Geológico de Estados Unidos-, debe aprovechar este escenario de manera inmediata. Y, si es posible, incorporar un mayor valor agregado a este producto, por ejemplo, fabricando cátodos para baterías.

Actualmente, un vehículo convencional utiliza 24 kg de cobre, un híbrido 38 kg y un eléctrico 80 kg. Este año, se van a producir 90 millones de vehículos y solo por este concepto existirá una demanda de 2,4 millones de toneladas de cobre, un 10% del consumo mundial.

Solo en cuanto a vehículos eléctricos se estima para este año una producción de dos millones. Estos requerirán alrededor de 160.000 toneladas de cobre. Para el año 2029, en tanto, se proyecta una producción de 20 millones de vehículos eléctricos. Es decir, se multiplicará por diez la demanda de cobre. Adicionalmente, los vehículos eléctricos utilizarían alrededor de 600.000 toneladas de carbonato de litio.

Nuestro país tiene actualmente una ventaja competitiva en la extracción y procesamiento de ambos bienes.

En el Salar de Atacama están las mayores y mejores reservas de litio. Las salmueras ahí poseen altas concentraciones de mineral, una relevante ventaja competitiva respecto de otras regiones del mundo. A esto se suman bajos costos de procesamiento, debido a su muy buena distribución de iones. Asimismo, tiene excelentes índices de evaporación y permite operar todo el año debido a sus excepcionales condiciones climáticas. Todo esto, junto a la cercanía a los puertos, lo sitúan como la fuente más relevante para obtener litio a nivel mundial.

Estas condiciones permitieron que Chile se constituyera en el principal productor de litio a nivel internacional. Sin embargo, hoy ha perdido el podio ante Australia, que se encuentra en primer lugar en producción de este mineral. Por eso, el acuerdo entre Corfo y SQM es positivo para el país, pues permitirá  aprovechar las oportunidades que ofrece el crecimiento de este mercado. Pero, sin duda, Chile requiere inversiones para recuperar el sitial que alguna vez ostentó.

De todas formas, se debe tener presente que el litio y el cobre son dos mercados de diferente tamaño. La producción mundial de litio, medido como carbonato de litio equivalente, es de alrededor de 250 mil toneladas, de las cuales Chile produce un 35%, o un monto cercano a los US$ 3.000 millones. La producción mundial de cobre, en tanto, es de 24 millones de toneladas, estimándose un mercado de US$ 160.000 millones. Es decir, 53 veces el tamaño del mercado del litio. Al proyectar ambos mercados a diez años, vemos que se empareja un poco la cancha al tener el cobre un tamaño de mercado de 16 veces el del litio.

Debemos aprovechar este escenario que se nos presenta para impulsar la producción nacional de ambos minerales. De lo contrario, seguiremos cayendo en la escalera de producción, cediendo lugares a países que sí están dispuestos a invertir en su minería nacional.