Alternativas de energía para vehículos a combustión interna

Erwin Plett

Miembro de la Comisión de Energía del Colegio de Ingenieros de Chile A.G.  Es ingeniero civil químico de la Universidad de Chile, doctorado del KIT, Karlsruhe Institute of Technology de Alemania, con postdoctorado en energías en la Universidad de Wisconsin-Madison en Estados Unidos, y primer Vicepresidente de la Association of Energy Engineers, Capítulo Chile.

Hoy la amenaza central a nivel mundial es la alta concentración de contaminantes. Y una de las fuentes emisoras que registra mayor contaminación de Óxidos Nitrógeno (NOx) es el sector de transporte por los vehículos diésel y todas las fuentes fijas que consumen combustibles fósiles.

A nivel mundial, se han implementado políticas para disminuir la concentración de contaminantes, que se enfocan en tener nuevas alternativas de fuentes de energía limpia.

La electromovilidad cumplirá un rol fundamental y se encuentra en pleno desarrollo, también en Chile. Pero aún estamos a décadas del reemplazo total de nuestro parque vehicular. Se necesitan tecnologías de transición para minimizar el impacto de estos motores Diesel obsoletos ahora. Estamos ante el fin de la era del petróleo, principalmente por sus efectos negativos en la salud, y el pésimo aprovechamiento de esta excelente materia prima para otros usos que simplemente quemarla.

En tanto, arremeten las fuentes de energías renovables. La producción anual de electricidad a nivel mundial se podría cosechar teóricamente en sólo una semana de energías renovables: solar, geotérmica, eólica, hídrica y maremotriz que se pueden utilizar en calentamiento, refrigeración, electricidad, y energía para transporte.

Chile se está preparando para masificar el transporte eléctrico a largo plazo, pero debemos buscar otras alternativas rentables a los combustibles fósiles actuales, con tecnologías intermedias para minimizar el impacto ambiental actual, usando materias primas que no sean provenientes del petróleo. Se pueden sintetizar Diesel, bencina y alcoholes a partir de materias primas renovables como el CO2 con “energía verde” o la biomasa, y así “hacer andar” los vehículos actuales de todo tipo sin utilizar petróleo importado. Estos combustibles se pueden fabricar en Chile, descarbonizando la matriz energética nacional.

Para la electromovilidad se utilizarán sistemas híbridos, baterías y celdas de combustible. Importante es que la electricidad usada provenga de fuentes renovables, si no, solo estamos desplazando la contaminación de lugar. Pero lejos lo más rápido y económico es ahorrar combustibles de inmediato, y sin inversiones o modificaciones a los vehículos, utilizando aditivos basados en catalizadores de nanotecnología como el Green Plus de Biofriendly que también disminuye las emisiones contaminantes y esto está certificado con la ecoetiqueta de la ONU generando bonos verdes. En el futuro cercano el manejo autónomo de vehículos reducirá el consumo considerablemente y hay fuertes apuestas a que esto será muy lucrativo.

Están también disponibles las tecnologías de transición para producir combustibles líquidos sintéticos para motores de combustión interna: Etanol, Biodiesel, y productos sintetizados con el proceso Fischer-Tropsch, además de la síntesis de Dimetileter, DME, a partir de metanol. DME es un excelente reemplazo del Diesel. Interesante es el actual desarrollo del uso de biomasa para obtener combustibles líquidos con lo que se reduce el uso de combustibles fósiles y el transporte se hace más sustentable.

Las materias primas para la producción del gas de síntesis necesarias para la elaboración de los combustibles líquidos pueden ser desechos orgánicos y/o la biomasa agrícola, forestal, o acuícola.

Finalmente, ¿somos un país pobre o rico en energía?

La respuesta es que somos pobres en carbón, hidrocarburos y gas natural, pero muy ricos en energías renovables como la solar, hídrica y eólica si lo vemos de Norte a Sur del país. Muy importante es considerar que, en las condiciones actuales, los proyectos más rentables económicamente son los que generan ahorros por eficiencia energética, unas cuatro veces más rentables que el uso de energías renovables.