Reducción de emisiones en minería: la oportunidad de una alianza histórica público privada para la Innovación en sostenibilidad

Eduardo Bitran, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez y presidente del Club de Innovación, analiza los esfuerzos del sector minero por disminuir su impacto ambiental, y los beneficios que generan en esa línea el desarrollo tecnológico, tanto para la industria como para Chile.  


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Paper elaborado por Eduardo Bitran, académico de la Universidad Adolfo Ibáñez y presidente del Club de Innovación

La Industria minera que opera en Chile ha anunciado ambiciosos compromisos de reducción de emisiones. Destaca BHP y Codelco que comprometen un 70% de reducción en Chile a 2025 y 2030 respectivamente; y Anglo American con una promesa de Carbono Neutralidad a 2040, a nivel global.

Estas decisiones se toman con el objetivo de maximizar el valor de las empresas con perspectiva de largo plazo. Por otra parte, el Estado chileno ha comprometido casi US$200 millones al desarrollo de la minería sostenible, con royalties que Corfo negoció con SQM en favor del Fisco en 2017 y que solo pueden ser usadas con ese propósito.

El compromiso de la minería es una gran oportunidad de generar una alianza estratégica histórica entre el Estado Chileno y el sector, con impactos que van mucho más allá de la minería, dadas las externalidades que se pueden generar si la iniciativa del Estado se inserta en una estrategia de sostenibilidad del sector, y se estructura con una institucionalidad que lo articule con el ecosistema nacional de innovación y no como enclave que solo aprovecha un recurso natural, con escasos impactos en el país, como ha sido el caso de la astronomía por ejemplo.

Existen diversos factores que explican la racionalidad de negocios del acuerdo de descarbonización de las empresas mineras.

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En primer lugar, los mercados de capitales están recibiendo la presión de inversionistas de impacto que privilegian vehículos de inversión comprometidos con la sostenibilidad de las empresas en que invierten estos fondos. Un caso emblemático es el de Blackrock, que con una administración de US$7 billones de activos financieros, a partir de 2021 le exigirán a las empresa que invierten en planes de descarbonización verificables.

Las métricas ESG (que miden estándares ambientales, sociales y de gobernanza) están teniendo una penetración significativa en las decisiones de financiamiento, como una forma de medir la sostenibilidad de largo plazo de los negocios. Esta tendencia impacta a la minería. El costo de capital a largo plazo estará influido por el avance en sostenibilidad y acción climática de las empresas mineras, cuyas actividades, con la escasez de agua y con la emergencia de la minería inteligente, serán cada vez más intensivas en capital.

El segundo factor que influirá es el crecimiento acelerado de nuevos mercados para los productos mineros, lo que en parte explica el buen comportamiento del precio de algunos minerales en los últimos meses. La electromovilidad, las energías renovables, la construcción con certificación ambiental, son todas ellas intensivas en el uso de cobre y otros minerales que produce Chile.

Los proveedores de materiales enfrentarán un porcentaje creciente de su demanda con exigencias de baja traza de carbono, por lo que se están desarrollando certificaciones de traza de carbono con enfoque de ciclo de vida, que se constituyen en atributos de valor en el mercado para las empresas y productos que las tienen.

La tercera razón es de carácter regulatoria. La Unión Europea ha reforzado su acción climática en el contexto del Covid, tanto con programas de apoyo a la innovación e inversión en descarbonización, como con su compromiso de aumentar los impuestos a las emisiones de CO2.  El problema para la Unión Europea es que hoy las emisiones de insumos y productos importados representan un cuarto de todas las emisiones europeas, y en la medida que sigan aumentando los impuestos al carbono se genera “dumping ambiental”, ya que las actividades manufactureras más intensivas en emisiones tienen incentivos a trasladarse a países sin impuesto al carbono, manteniendo o aumentando las emisiones globales y afectando la competitividad de su propia manufactura.

En el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Japón de 2019, se acordó establecer un mecanismo para abordar esta “competencia desleal gris“. En 2020 la Unión Europea anunció que a partir de 2023 espera tener en funcionamiento un impuesto al contenido de CO2 de los productos importados de países que tienen menores impuestos al CO2 que el país importador. Es esperable que a 2030 esta política de impuesto al CO2 en frontera sea práctica habitual en los países de la OCDE, con lo cual la competitividad de nuestro cobre dependerá de su traza de carbono.

Minería verde

En 2016 lanzamos con el Ministro de Medio Ambiente de Chile, en el marco de la COP22 en Marrakech, la iniciativa de cobre verde. Este era uno de los ejes de la hoja de ruta de los Programas Estratégicos Mineros impulsados por Corfo (Programa Alta ley). Sin embargo, esta iniciativa pasó desapercibida.

En 2017, el Presidente de Codelco en la cena de la Asia Copper Week en Shanghai (China), proponía el “Feng Shui” del cobre, un cobre más sostenible para descomoditizar el metal. Ese planteamiento generó gran controversia según los asistentes al evento. Hoy, tan solo cuatro años más tarde, el conjunto de la industria minera se compromete con este enfoque.

Chile, en el contexto de la minería mundial, tiene las mejores condiciones para posicionarse como un líder en cobre bajo en emisiones de contaminantes locales y globales. A nivel local, el problema ambiental más relevante es la contaminación que generan las fundiciones y los relaves de la producción minera. A nivel global son las emisiones de CO2.

En términos energéticos, la electricidad y los combustibles fósiles representan más o menos la misma proporción. El avance de la electricidad solar, los sistemas de almacenamiento en baterías, térmico, hidrógeno verde y la interconexión en corriente continua norte sur, entregan un claro camino para liderar a nivel mundial en la incorporación de electricidad ambientalmente sustentable en la minería chilena.

El mayor desafío se encuentra en el consumo de diésel y químicos para explosivos. El diésel utilizado en la minería representa el 9% de las emisiones de CO2 del país. El 90% del diésel en minería se ocupa en el transporte de minerales con camiones que llegan a consumir cada uno hasta 3.500 litros diarios de este combustible en un parque de más de 1.500 camiones mineros (CAEX).

Aquí la opción es la electrificación de los combustibles con hidrógeno verde, en el caso de explosivos que representan más de 2% de las emisiones del país, la opción es amoniaco producido también a partir de hidrógeno verde.

En el caso del uso de hidrógeno verde para el transporte y equipos de extracción de mineral se requiere innovar, ya que no existen soluciones con los niveles de eficiencia requerido por la operación minera en altura y con pendiente pronunciadas. El prospecto es que estas innovaciones no solo reducirán las emisiones locales y globales, sino que aumentarán la productividad de la minería, ya que sustituirán un combustible caro, como el diésel y eventualmente el gas natural, además de reducir la volatilidad del costo variable, ya que el principal componente de costo, con la electrificación de los combustibles, está constituido por inversión de capital.

La minería tiene también procesos de mediana entalpía, que pueden sustituir los combustibles fósiles con energía termo solar, siendo este un ámbito en que la tecnología ya está madura y es rentable su implementación.

La minería con menos relaves, en cambio, requiere innovaciones disruptivas en las tecnologías de extracción y procesamiento de minerales. Sin embargo, dado el potencial de desarrollo minero en el centro del país, y la gran competencia por el espacio es fundamental avanzar en dicho desafío.

Alianza tecnológica

El Estado chileno tiene la oportunidad de realizar una alianza estratégica con el sector minero para transformar a Chile en un punto focal para el desarrollo y pilotaje de aplicaciones de tecnologías, para liderar a nivel mundial en sustentabilidad minera y al mismo tiempo, generar una minería virtuosa, en que se generan capacidades de desarrollo tecnológico con externalidades positiva en el transporte de carga, la logística y otro sectores productivos del país.

La iniciativa del Instituto de Tecnologías Limpias (ITL) lanzada por la Corfo, representa la mayor iniciativa de este tipo del Estado chileno, desde la creación de la Fundación Chile en 1976.

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El norte de Chile se puede constituir en el espacio de prueba y desarrollo de tecnologías que permitan generar casos de uso del hidrógeno verde, que nos permiten establecer la masa crítica de capacidades y conocimiento, no solo para transformar la minería, sino para liderar a nivel mundial en H2 verde, tal como lo plantea la estrategia nacional lanzada en noviembre pasado.

También podemos avanzar en aplicaciones termo solares para procesos mineros y desalación de agua, en fin temas cruciales para otros sectores exportadores y avanzar a la descarbonización del transporte de carga de larga distancia, donde la solución de baterías no es necesariamente la más adecuada por los largos tiempos de carga.

En conclusión, el ITL debe ser estructurado como parte de una alianza histórica con la industria minera nacional para avanzar en sustentabilidad y en el desarrollo de externalidades de conocimiento en el sistema de innovación, que permiten plasmar en la práctica la visión de la comisión de líderes nacionales que en 2015 lanzaron el concepto de minería virtuosa.

Las ventajas que posee Chile de transformar su economía exportadora a una matriz exportadora verde son un buen negocio para Chile y sus empresas. Crear una economía de servicios vibrante puede dinamizar el empleo de calidad, reducir o eliminar la contaminación en diversas localidades, avanzar aceleradamente en cumplir nuestros compromisos de descarbonización y crear un relato que le hace sentido a nuestra ciudadanía, generando esperanzas en tiempos difíciles.