Seis claves para descarbonizar el transporte y así mejorar la calidad del aire de Chile

El transporte terrestre es uno de los rubros que genera más gases de efecto invernadero (24,1% de las emisiones) y contaminación atmosférica. Por ello, y para cumplir la meta de ser un país carbono neutral para el año 2050, este sector debe descarbonizarse.


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Invierno, preemergencias y emergencias ambientales son parte de nuestra identidad nacional. Ya no sólo Santiago sufre las consecuencias de la mala calidad del aire, sino que también la zona sur. En este panorama, el déficit de lluvias no juega a favor. Todos los años, desde 2010 en adelante, ha habido lluvias por debajo del promedio histórico. Para este 2021, los expertos proyectan un déficit en torno al 80%, según indica un análisis realizado por Energía Comunicaciones.

Ante este escenario, ¿cómo podemos mejorar la calidad del aire, sin estar esperando que una lluvia limpie nuestros cielos? Una de las medidas y respuestas está en disminuir la contaminación que produce el transporte –conformado por buses, camiones, vehículos livianos y motocicletas–, ya que es uno de los sectores que genera más gases de efecto invernadero (GEI) y contaminación atmosférica. Es el responsable del 24,1% de las emisiones de GEI en Chile. Esto porque en la actualidad el 99% de la energía que utiliza se basa en derivados del petróleo.

Entonces, ¿cuáles son las claves para descarbonizar el transporte y así mejorar la calidad del aire de Chile? ¿Qué avances muestra nuestro país en esta materia? Aquí exponemos seis medidas que van en esa dirección.

Aumentar la oferta de vehículos eléctricos: La transición hacia modelos de movilidad eléctrica en el sector transporte tiene un papel fundamental en la descarbonización del rubro, puesto que los vehículos eléctricos en movimiento no producen ningún tipo de gases contaminantes.

Chile tiene metas concretas en este mercado. El programa del Gobierno, tiene como objetivo para el 2022 alcanzar al menos diez veces más vehículos eléctricos de los que circulaban en 2018. La cifra que se espera lograr es de 2.430.

En el largo plazo, el objetivo es que para el 2040 el 100% de nuestro transporte público urbano sea eléctrico. Actualmente, poseemos una de las flotas de buses eléctricos más grandes del mundo, con casi 800 buses en operación. A este hecho, se suma el que cerca del 70% de la energía eléctrica que consume el Metro de Santiago provenga de fuentes renovables. Louis de Grange, su presidente, ha dicho que estas son principalmente eólicas y fotovoltaicas. “Metro es el principal actor de la electromovilidad en Chile”, ha afirmado.

Otro propósito es que para el 2050, el 40% del parque de vehículos particulares sea eléctrico. Hasta ahora, la barrera para su adopción masiva ha sido el precio (cuestan alrededor de 25 millones de pesos), sin embargo, diversos actores argumentan que su valor irá decayendo con el tiempo, considerando la disminución de costos de fabricación y los esfuerzos de los gobiernos de todo el mundo por promover su uso.

Desarrollar el mercado del hidrógeno verde (H2V): En noviembre de 2020, el Gobierno lanzó la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde, con el objetivo de promover el desarrollo de esta energía como combustible limpio para distintos medios de transporte, sobre todo el de carga. De esta forma, se busca impulsar la tecnología de la electromovilidad posicionando a nuestro país como líder en el mercado de este combustible.

Además, este año se aprobó el primer proyecto de H2V, que es la creación y operación de una planta química en la Región de Magallanes, que podría producir el 13% del H2V que el mundo va a necesitar. Nuestra nación ha sido identificada como uno de los cinco países donde se puede producir el H2V más económico del mundo, lo que claramente es una gran ventaja en el desafío de descarbonizar el transporte nacional.

En cuanto a vehículos pesados que funcionan con esta energía, hoy en el mundo ya existe una flota de 50 camiones Hyundai a hidrogeno operando en Suiza. “Esto, sin lugar a dudas, posiciona a Hyundai Motors como líder mundial en desarrollo tecnológico y economía eco friendly en el mercado del transporte. El objetivo es tener 4.500 unidades en funcionamiento para 2025 en diferentes países. Y, por cierto, entre ellos está Chile”, cuenta John Novoa, gerente divisional de Camiones y Buses Hyundai de Empresas Indumotora, representante exclusivo en el país de los vehículos comerciales del fabricante coreano.

Puntos de carga a lo largo de todo el país: El número de electrolineras para vehículos eléctricos en Chile aumentó de 85 a 130 instalaciones entre 2019 y 2020, llegando a un total de 215 puntos, según indica el Anuario de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC). Por otra parte, según la SEC, los centros de carga para transporte público para buses llegan a 12 instalaciones, con 348 cargadores. El objetivo es que a medida que la electromovilidad avance se incrementen los puntos de carga en todo el territorio nacional.

En cuanto a los puntos de carga de H2V o hidrolineras, John Novoa explica que este es otro desafío. Cuenta que los camiones de H2V que funcionan en Suiza requieren de una carga de 32 kilos. “Esto les otorga una autonomía de 400 kilómetros. Por lo tanto, la ubicación de estas hidrolineras debe ser uno de los factores a considerar al momento de decidir los puntos de abastecimiento, además de todos los aspectos de sustentabilidad que esto conlleva. Cuando traigamos estos camiones a Chile, vamos a necesitar instalar hidrolineras, lo que va a significar, entre otras cosas, traer a ingenieros y técnicos de Suiza y Corea del Sur para que nos asesoren en su implementación”.

Capacitación e investigación: El Ministerio de Energía, en su plataforma de electromovilidad, señala que hoy existe la necesidad de contar con personal calificado en electromovilidad. Por eso, en el “Acuerdo por la Electromovilidad 2021” se fijó la meta de tener al menos 1.500 personas formadas en electromovilidad, para fin de este año.

Actualmente, en el país existen universidades e institutos profesionales adecuando mallas curriculares, dando cursos y diplomados en electromovilidad, y capacitando a quienes deberán formar a las futuras generaciones. Además, estas casas de estudios se han comprometido a desarrollar investigaciones en torno a esta área.

Un ejemplo de esto, es el Diplomado en Electromovilidad: Tecnología, Políticas Públicas y Modelos de Negocio, de la USACH, enfocado en técnicos y profesionales que tengan conocimientos básicos en electricidad y gestión de proyectos. “Que la Universidad de Santiago haya dado este paso, es muy significativo porque permite ir generando las capacidades profesionales de distintas especialidades y profesiones que se desarrollarán crecientemente en torno esta nueva frontera tecnológica que necesariamente va a ir creciendo en los próximos años en Chile”, declaró el ex ministro de Energía Andrés Rebolledo, experto en política energética y electromovilidad y relator del programa.

Marco regulatorio: Para que la electromovilidad funcione con éxito se requiere de una legislación que la regule. La Comisión Nacional de Energía se comprometió a promover la participación activa en los procesos y desarrollo regulatorio y normativo que traiga consigo la implementación de la Ley de Eficiencia Energética, en particular en su relación con la expansión de la electromovilidad y el hidrógeno como nuevo combustible.

Financiamiento público privado: Para el desarrollo de esta industria, es esencial que exista un financiamiento por parte del Estado y la empresa privada. En este sentido, el “Acuerdo por la Electromovilidad”, que se realiza hace cuatro años, es un avance importante en la materia, ya que en él actores públicos y privados presentan a la sociedad y a los Ministerios de EnergíaTransportes y Telecomunicaciones y Medio Ambiente, acciones y proyectos –los cuales consideran importantes inversiones– que en el corto plazo contribuyen a desarrollar en Chile las ventajas de la movilidad eléctrica. En la última versión, efectuada en abril de 2021, participaron 68 empresas e instituciones.