El Astara Team supera un nuevo día y ya ve en el horizonte la meta del Rally Dakar 2024. La décima etapa consignaba un recorrido con mucha navegación y trampas en los 370 kilómetros cronometrados en torno a la localidad de Al Ula. Los primeros “océanos” de piedras que serán protagonistas durante todo el día de mañana han sido todo un quebradero de cabeza en el transcurso del camino.

En ese contexto, Laia Sanz y Maurizio Gerini realizaban un muy buen trabajo desde los primeros kilómetros, pasando con el cuarto mejor tiempo absoluto por el WP1.

A partir de ahí, problemas con dos neumáticos han lastrado ligeramente el resultado al que optaba el Astara Team en esta décima etapa, consiguiendo llegar al final del recorrido con Laia siendo la mejor piloto española clasificada y con el segundo mejor registro entre los dos ruedas motrices. Con el segundo puesto en la categoría T1.2 Ultimate a menos de un minuto, el dúo Sanz-Gerini se marca el objetivo de salir al ataque en las dos jornadas restantes, algo que también les volvería a situar en el Top15 de la general absoluta en automóviles.

Al respecto, Sanz mencionó estar satisfecha, pero “con un poco de sabor agridulce porque creo que era un día para entrar dentro del Top10. Hemos ido muy bien hasta que hemos tenido un problema con dos ruedas. Luego hemos hecho 200 kilómetros a un ritmo muy tranquilo, aunque con mucho estrés porque sabíamos que no podíamos pinchar de nuevo. Un poco de rabia de no tener ese premio de una muy buena etapa, aunque nos hemos acercado a Lavieille en dos ruedas motrices”.

En tanto, Gerini expresó que “cada vez queda menos para ver la meta final, por lo que nos enfocamos en hacer nuestro trabajo mejor todos los días. Hoy de nuevo la organización dijo que sería una etapa un poco menos dura que la de ayer, sin embargo, ha vuelto a ser muy exigente en cuanto a navegación y especialmente con el riesgo de pinchazos. Queda un día menos y vamos a descansar lo máximo posible para poder salir a tope mañana”.

Ahora, la siguiente etapa se desarrollará en uno de los terrenos más inhóspitos de esta 46ª edición de la prueba, una superficie quebrada por la gran cantidad de piedras presentes y la siempre compleja misión de encontrar el equilibrio entre velocidad y gestión tanto de neumáticos como del apartado mecánico.