La movilidad eléctrica cada día gana más adeptos, a la par una oferta creciente de vehículos cero emisiones, de distintos tipos y envergaduras y para usos diversos. En los últimos años, Chile ha logrado posicionarse como un gran ejemplo en electromovilidad pública a nivel mundial con su flota de buses eléctricos, siendo solo superado por China en la actualidad.

No obstante, a pesar de los positivos números, y considerando que existen cerca de 3.400 vehículos eléctricos (VE) de uso personal en el país, Chile se posiciona como la cuarta nación de Sudamérica con mayor cantidad de autos particulares, siendo superado por Brasil, México y Colombia.

Dado lo anterior, cabe preguntarse si ¿estamos realmente preparados para aumentar el parque de VE?

Según datos de la plataforma de mapeo de puntos de carga para autos eléctricos EVSY, Chile cuenta con más de 290 dispensadores públicos de este tipo distribuidos de norte a sur. “La Región Metropolitana cuenta con cerca de 140 ubicaciones, seguido por Valparaíso con 40 y el resto repartido en Antofagasta, O’Higgins, Maule, Biobío, Araucanía y Los Lagos, con entre 10 a 15 puntos por región”, señala el CEO de la compañía, Pablo Maturana.

Lo anterior da una proporción de más de 11 vehículos eléctricos por cada punto de carga. “A pesar de ser el tercer país con más puntos de carga pública del continente, en caso de haber un incremento explosivo en el uso de VE como el que se proyecta, Chile deberá reaccionar rápido con políticas públicas e inversión de privados para evitar un colapso”, afirma el ejecutivo. Ello, argumenta el ejecutivo, debido a que no hay una estrategia de crecimiento adecuada de la infraestructura necesaria para abastecer los VE.

Agrega que los precios de los autos eléctricos siguen siendo elevados, pero su ahorro de casi 3 millones de pesos anuales en combustión carga la balanza a la hora de decidir. “Ahora bien, según estimaciones de Enel X, para 2030 Chile contará con más de 80 mil vehículos particulares eléctricos circulando por las calles del país, lo que indica la necesidad de seguir robusteciendo la infraestructura de la movilidad del futuro”, sostiene Maturana.