“La energía solar no solo permite generar electricidad, sino también calor y, en el futuro, incluso combustibles limpios, como el hidrógeno verde. Chile tiene condiciones excepcionales para producir este tipo de combustibles a bajo costo y con energía renovable”.

Palabras de la ministra de energía, Susana Jiménez, en el Bloomberg New Energy Finance Summit (BNEF) de este año, que permite visualizar un acercamiento cada vez más grande a este aliado en el marco de transición energética que está viviendo Chile. Y es que este nuevo cambio no solo se debe ver desde los electrones, sino también desde las moléculas que permitirán agilizar la descarbonización de los motores vehiculares, tanto de los vehículos particulares que tomamos todos los días para desplazarnos por la ciudad, como de los colosos metálicos que hacen crecer la industria chilena. Esta es una tendencia en la que solo a nosotros nos falta sumarnos.

En Chile el transporte aporta con un 24% de los gases de efecto invernadero que se emiten en el país. Solo en 2017, 1 de cada 9.500 vehículos en circulación era eléctrico, por lo que la entrada del hidrógeno se presenta como un apoyo a la electrificación de la flota nacional.

Empresas como Air Liquide, Idex, Société du Taxi Électrique Parisien (STEP) y Toyota han presentado proyectos de 600 taxis a hidrógeno para el 2020; además de otras que ya proyectan crecimientos en esta tecnología. Hyundai en su hoja de ruta denominada “FCEV Vision 2030”, apunta a aumentar su capacidad de producción de sistemas de celdas de combustibles de 3.000 actuales a 700.000 en 2030, de los cuales el 70% se destinará a automóviles de uso particular, a modo de satisfacer los nuevos intereses verdes de potencias globales como China, Japón y Alemania.

Mas no solo hablemos de autos domésticos: en 2017, el consumo energético de la gran minería del cobre se distribuyó en 52% electricidad y 48% combustibles. Siendo conscientes de que la minería apunta a cero emisiones netas antes del 2050, debemos desplazar las emisiones relacionadas a ambos sectores. Compañías como BHP y Anglo American han incorporado abiertamente en su visión la inclusión de celdas de combustibles, siendo parte activa de la difusión de estas mediante el Hydrogen Council, trabajando en conjunto con más de 50 empresas líderes en el sector energético, de transporte e industrial. Además, empresas del rubro nacional productivo como Enaex han visto la potencialidad de este producto en su suministro, estudiando la posibilidad de producir amoníaco mediante hidrógeno solar, aire y agua.

Lo importante es comprender que el hidrógeno no es el nuevo competidor que destronará a las baterías o a la generación mediante energía solar. Considerarlo como el aliado perfecto permitirá llevar estos grandes beneficios energéticos que poseemos como país a lugares lejanos o emplearlos como sistema de almacenamiento en conjunto con los bancos de baterías, y así aportar a la revolución energética de nuestro país.