(El Mercurio) El mismo año en que el millonario Eike Batista decidió invertir en Chile, a través de su brazo energético MPX, también dio el vamos a dos proyectos termoeléctricos en Brasil: las plantas de Pecem e Itaquí. Eso fue en 2007, pero desde entonces las cosas han resultado muy diferentes en ambos mercados. Mientras el megacomplejo Castilla, que llegaría a costar US$ 5 mil millones, sufrió un revés esta semana cuando la Corte de Apelaciones de Antofagasta anuló una resolución clave que permitió aprobar la central, en Brasil se probó la caldera de la central Itaquí, en Maranhao.
Eso implica que los proyectos allá se llevan a cabo en la mitad del tiempo que en Chile, donde demoran sobre seis años en concretarse. Claro que hay diferencias: en Brasil operan unas 60 grandes eléctricas y no hay la concentración de mercado que existe en Chile, y el Estado adquiere un rol importante al licitar todos los años obras eléctricas, bajo criterios económicos, pero también viendo la diversificación de la matriz.
Fuente / El Mercurio