A poco días de terminar marzo, agricultores y exportadores de fruta no esconden su preocupación ante la pronta entrada en vigencia del nuevo esquema propuesto por el Decreto Tarifario Nº147, el que agregó abril a los cinco meses en los que se cobra el consumo de electricidad por horas punta.
En el sector están seguros de que esta medida, adoptada por el gobierno para paliar la crisis energética, provocará una inminente alza en los costos de este insumo, ya que este sistema gravará las horas de mayor consumo energético (18 a 23 horas), por el uso de frigoríficos y el trabajo de packing.
Según cálculos prelimares, el cobro de tarifa alta en abril generará más de US$ 60 millones de costos adicionales en energía.
«Por el uso de energía sólo en uno de mis frigoríficos durante ese horario en abril, significarán 2 millones de costo adicional que deberé pagar durante todo el año», se queja Carlos Allendes, productor de uvas, carozos y paltas.
Soluciones
Y aunque una de las opciones de los agricultores es evitar trabajar durante esa horas, Allendes explica que es una medida inviable pues «desgraciadamente no podemos parar los packing y los frigoríficos en pleno mes de cosecha, porque no alcanzaríamos a embalar y despachar la fruta».
Ante esto, muchos productores ya piensan en arrendar o comprar generadores eléctricos, inversión que puede superar los $ 100 millones. Sin embargo, para los pequeños agricultores esto no es una solución factible.
«Nosotros no tenemos recursos para comprar equipos generadores, así que la opción será adecuarnos a este horario, aunque eso signifique parar el trabajo durante cinco horas diarias», advierte Ismael Valdés, productor de uvas y peras.
Valdés agrega que en este caso, la solución será contratar más mano de obra para recuperar el trabajo perdido durante las horas inactivas.
Baja de voltaje
Otro de los temores que ronda entre los agricultores es el que se relaciona con los problemas que está generando la baja de voltaje en el funcionamiento de los frigoríficos, las bombas de riego e iluminación.
«Todas las máquinas se ven afectadas porque están andando más despacio, incluso los frigoríficos ya no enfrían como antes», sostiene Carlos Allendes.
Y las quejas no sólo apuntan a procesos productivos más lentos, si no que además se suma el constante miedo a sufrir desperfectos técnicos dentro de las instalaciones.
«La verdad es que uno pierde mucha eficiencia en los motores porque cuando el voltaje está más bajo, se pierde potencia y se calientan más los motores. Incluso, se pueden llegar a quemar los equipos que están ajustados a ciertos requerimientos específicos», acusa Ismael Valdés.
Fuente: Diario Financiero.