Relajado, pero terminante. Así, el nuevo vicepresidente de YPF, Enrique Eskenazi, defendió ayer por primera vez públicamente la necesidad de reducir los fuertes subsidios al sector privado y dio a entender que hay que empezar a liberalizar los precios en el sector energético.
En un encuentro de importantes empresarios con el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, organizado en el primer piso de la sede de la Bolsa de Comercio, Eskenazi se dispuso a dialogar amablemente con un reducido grupo de periodistas de diarios antes de ingresar en el salón donde comería una sabrosa entrada con langostinos y un plato principal con lomo. Allí se despachó con una serie de definiciones tajantes sobre el modelo crecimiento del país y la necesidad de creer en el mercado, al igual que cuando se sentó al lado de Urtubey y defendió con énfasis el papel de los empresarios en la sociedad.
«Mi generación dejó un problema a las futuras generaciones. Y no hay que confundirse: hay que hablar de la sociedad argentina, no del país», se lamentó este ingeniero y empresario cercano al kirchnerismo que preside los bancos de Santa Cruz, San Juan y Entre Ríos. Luego dio paso a una serie de afirmaciones que tal vez provoquen cierta polémica, aunque Eskenazi no parezca estar preocupado por ello.
Cuando fue consultado por las complejas condiciones de los precios de la energía, explicó: «Hubo una situación excepcional del país entre 2001 y 2002 que justificó los subsidios. Pero ahora hay que ir desandando ese camino», dijo a LA NACION en relación con el congelamiento de tarifas adoptado tras la salida de la convertibilidad.
De inmediato, aclaró que «no hay que olvidar que cerca de dos millones de personas todavía tienen sus necesidades básicas insatisfechas», dando a entender que el esquema de aumento de tarifas debería proteger a los sectores más pobres de la sociedad.
Al respecto, opinó que a veces las soluciones técnicas no encajan con la situación política imperante. «Los economistas saben cómo solucionar las cosas, pero no conocen el timing para hacerlas», sentenció.
Sin embargo, dos veces quiso dejar testimonio de su credo de empresario ante los periodistas: «Yo creo en el mercado», afirmó. Fue en ese preciso instante cuando un periodista lo interrumpió para preguntarle si paradójicamente él no se había quedado con el 14,9% de YPF gracias a su estrecha relación con el Gobierno y no a la competencia. Seguro de sí mismo, respondió con un lacónico «sí».
En esa sintonía, cuando se le preguntó sobre los problemas de abastecimiento del gasoil, se defendió explicando que «YPF tenía el 45 por ciento y ahora pasó a tener el 54 por ciento del mercado; cumplimos con más de lo que debíamos, y el problema [del gasoil] es de logística». Un argumento que ayer también usaron otras petroleras.
Defensa de los empresarios
Pese a que el orador central de la jornada fue Urtubey, Eskenazi pidió la palabra en varias oportunidades. Sentado junto al gobernador salteño y al presidente de la Bolsa, Adelmo Gabbi, subrayó el papel de los empresarios. «La figura del empresario está degradada. Creamos la riqueza y debemos recuperar un lugar en la mesa de las decisiones», dijo ante la mirada de sus pares. El sector debe crear, agregó, «una fuerza poderosa que influya en las decisiones del país».
«Cuando le preguntan a mi nieto dice que su abuelo es ingeniero, no empresario», se lamentó. En la mesa lo escuchaban su hijo, Sebastián -CEO de YPF-, Alejandro Bulgheroni, Jorge Brito, Eduardo Elsztain, Eduardo Eurnekian, Andrea Grobocopatel y Marcelo Mindlin, entre otros.
Fuente: La Nación, Argentina