Un duro debate enfrentará el próximo mes el ministro de Hacienda, Andrés Velasco. Esto porque los parlamentarios de todos los sectores le exigirán al jefe de las finanzas públicas que cumpla el compromiso de estudiar los eventuales escenarios de una modificación al impuesto específico a los combustibles, asumido a inicios de 2008.
De hecho, se espera que Velasco presente a los legisladores un informe sobre la materia el próximo lunes, día que se retomarán los tradicionales almuerzos que sostiene con los integrantes de las Comisiones de Hacienda de ambas cámaras.
Es más, fuentes parlamentarias sostienen que el tema “no puede pasar más allá del primer trimestre”, apostando que tras el debate surgiría una iniciativa de ley que efectivamente modificará el tributo que grava a los combustibles.
Es que ante los US$ 100 que ha alcanzado el precio del barril de petróleo en el mercado internacional y su impacto en las bencinas locales, existe consenso transversal en el mundo político y empresarial respecto a la necesidad de que el tributo sea revisado. A esto se suma la complicada situación energética que vive el país y las menores expectativas de crecimiento.
Ahora bien, a pesar de que todavía no está claro cuál será el mecanismo más adecuado, el titular de Hacienda tiene propuestas de sobra que podrían ser incluidas en el análisis. Entre ellas, destacan dos como las más factibles.
La primera, parte sobre la premisa de que el gravamen debe ser rebajado a través de una equiparación del impuesto que se paga por las bencinas -equivalente a 6 UTM por metro cúbico (m3)- con la carga al diésel, correspondiente a 1,5 UTM por m3. De esa forma, aseguran sus defensores (entre los que se encuentran parlamentarios de todos los sectores y empresarios) se lograría beneficiar en forma transversal a la clase media y se mantendría un nivel aceptable de recaudación convirtiéndose alternativamente en subsidio o impuesto según el precio de las bencinas.
La segunda alternativa, propone que se convierta al específico en un impuesto móvil. Así llegado el precio de las bencinas a un techo establecido –por ejemplo $ 600 por litro- se rebaje en el mismo nivel que el IVA, es decir 19%. Los adherentes de esta fórmula (entre los que figuran legisladores de la Alianza) también afirman que se generaría una recaudación aceptable.
Empresarios
En los gremios empresariales la postura es categórica: el impuesto debe modificarse.
Esto, argumentan, porque la caja fiscal está más abultada que en años anteriores. A lo que se suma el complejo escenario energético que enfrenta el país. Bajo esa lógica, los privados también se sumarán a la presión para provocar una modificación del impuesto específico.
“Lo venimos planteando desde hace mucho tiempo y sería una buena medida que se debe estudiar”, admitió el presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Alfredo Ovalle. Opinión que comparte el titular de Asimet, Arturo Lyon, quien señala que una rebaja “ayudaría a tener menores costos en los procesos productivos lo que mejoraría la competitividad en sectores que tienen una alta demanda de energía”. Por su parte, el timonel de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), Pedro Corona, sostiene que “es imperioso que se baje este impuesto a los combustibles porque el gobierno debe proteger a los sectores productivos”.
Fuente: Diario Financiero.