El tema tiene de cabeza a los ejecutivos de las distribuidoras y transmisoras eléctricas. Es que el robo de cables en las últimas semanas ha tenido un alza preocupante. Incluso, a tales niveles ha llegado la alerta, que el propio subsecretario del Interior, Felipe Harboe, reconoció la inquietud por parte del Gobierno.
El gerente general de la transmisora eléctrica Transelec, Andrés Kuhlmann, está consciente de que el tema va más allá de los perjuicios para la firma.
Pese a que la caída de 10 torres de alta tensión en la VIII Región -hecho ocurrido el sábado en la comuna de San Ignacio- le costó US$ 100 mil a la firma, lo que se agrega al millón de dólares que la compañía ha gastado durante 2007 en reparaciones por delitos similares -incluyendo los robos en la provincia del Ñuble, que dejaron sin luz más de cinco comunas de la zona-, la principal preocupación es la seguridad del sistema.
«Hay que tener en cuenta que este problema no es nuevo. Este problema existe desde que el precio del cobre está muy alto. Hemos estado expuestos a robos de cables por el lado de la distribución, de la baja de tensión, pero ahora se pasó a la alta tensión, siendo un problema de seguridad de suministro mucho más serio. Lo hemos visto en las zonas donde hemos sido víctimas de ataques que han dejado sin energía por horas a ciudades completas», comentó Kuhlmann, advirtiendo sobre los riesgos que pueden ocasionar estos delitos en el Sistema Inteconectado Central (SIC), que suministra energía entre Chiloé (X Región) y Taltal (II).
Para el ejecutivo existen verdaderas «mafias» que operan en torno a los robos de cable, siendo el principal eslabón el de los reducidores del metal. «Estamos persiguiendo judicialmente todos y cada uno de los casos. Las autoridades han demostrado buena voluntad, lo que pasa es que no podemos estar tranquilos hasta que haya resultados concretos para la escalada de delitos», afirmó el ejecutivo.
Fuente: El Mercurio.