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(Argentina) Las restricciones afectaron la producción

Jun 19, 2007

La industria se desaceleró el mes pasado por huelgas y restricciones de gas y electricidad; la UIA propone programar los cortes.

La producción manufacturera está siendo afectada por la nueva ola de frío, pero ya las bajas temperaturas del mes pasado habían reducido el crecimiento del sector fabril, según se desprende de los testimonios de empresarios y del Estimador Mensual Industrial que difundirá hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Fuentes del Ministerio de Economía anticiparon ayer que la actividad en las fábricas creció en los primeros cinco meses del año entre 6,4 y 6,6%, lo que implicaría una desaceleración después del 6,6% logrado en el primer cuatrimestre.

La cifra se explicaría por un menor crecimiento en mayo. En Economía reconocieron este fenómeno, pero lo atribuyeron a huelgas que se extendieron durante varios días, como las de la fábrica de neumáticos Fate y la planta de fibras sintéticas Mafissa. En la cartera de Felisa Miceli no negaron ni confirmaron el efecto que habrían tenido los cortes en el suministro de gas o las restricciones de electricidad. Pero las interrupciones en la provisión energética llevarán a que esta semana la Unión Industrial Argentina (UIA) debata puertas adentro, y con el gobierno de Néstor Kirchner, un plan de reprogramación de la producción, de modo que los cortes no se definan en forma improvisada.

En la UIA propondrán medidas preventivas para que no vuelva a suceder lo que viene pasando: que las empresas distribuidoras, por orden del Gobierno, les avisen a los clientes pocas horas antes que les van a dejar de proveer gas o que deben bajar su consumo de electricidad entre las 18 y las 22, hora pico de demanda en los hogares.

La situación lleva a que las empresas que no cuentan con fuentes de energía alternativas deban suspender la producción y la posterguen para la noche o para semanas después, pero algunas fábricas de proceso continuo no pueden apagar sus máquinas. Se prevé que la crisis energética se cuele en la agenda de las reuniones que pasado mañana mantendrá la cúpula de la UIA, que preside Juan Carlos Lascurain, con Miceli y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.

Las complicaciones energéticas preocupan en las empresas, no sólo por la coyuntura, sino también a la hora de definir inversiones. Ayer, el presidente de Milkaut, Miguel Benvenutti, confirmó a LA NACION que la láctea con casa central en Franck (45 kilómetros al oeste de la ciudad de Santa Fe) recibió la notificación de Litoral Gas indicándole que no debe consumir ese combustible hasta nuevo aviso.

«Lo peor es que no se consigue fueloil para activar algunos procesos, y estamos derivando leche fluida a nuestras plantas de Colonia Nueva y Las Parejas», en la planta de su nuevo socio, Bongrain, donde se elabora queso azul. «Pero lo que el mercado reclama es leche fluida, y en ese producto comienzan a observarse inconvenientes.»

Suspensiones

Benvenutti reconoció que la persistencia de esta situación podría plantear en las próximas semanas suspensiones de personal. La empresa inició contactos con el gremio, pero los sindicalistas advirtieron que no aceptarán la reducción horaria.

En Aceitera General Deheza, con planta en la provincia de Córdoba, cruzan los dedos para que no les reduzcan el suministro eléctrico porque su proceso de producción es continuo. En la textil T&N Platex debieron disminuir el consumo eléctrico el viernes pasado desde las 18 hasta las 22. Bajaron el ritmo de trabajo de las máquinas de alta demanda energética y las hicieron operar a la noche. «Hay inversiones que no están haciéndose porque tenemos que ir aumentando el consumo lentamente», reconocen.

En Conarsa, la empresa del sector plástico del ex presidente de la UIA Héctor Méndez, la fábrica de San Luis se paró dos días de la semana pasada porque, ante las restricciones eléctricas, aprovecharon para realizar tareas de mantenimiento. No están inquietos porque su temporada alta es entre octubre y marzo, cuando producen contenedores para la recolección de frutas.

En la autopartista Basso debieron reducir en un 42% el consumo eléctrico el viernes. Lo reemplazaron con sus dos generadores a gasoil, que ya tenían almacenado. Ese corte puntual no impactó en los costos. En la alimentaria Arcor no sufrieron cortes y cuentan con generadores a fueloil, pero temen que sus proveedores tengan fallas en la entrega y afecten la cadena productiva.

Fuente / La Nación

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