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(Mundo) El mundo se replantea sus políticas energéticas

Jun 18, 2007

Desde el resurgimiento de la energía nuclear hasta el aprovechamiento de las mareas, los gobiernos en todo el mundo están buscando nuevas soluciones al fragil suministro global de energía.

Los temores por la fragilidad del sistema energético no son exclusivos de Chile y Argentina. El aumento en los precios del gas y el diesel, la excesiva dependencia de los proveedores y las presiones para reducir las emisiones de carbono, están haciendo que los gobiernos en todo el mundo revisen sus políticas energéticas.

Esta inquietud ha impulsado el resurgimiento de la energía nuclear. Las nuevas tecnologías han permitido extender la vida útil de las antiguas centrales. El gobierno alemán prorrogó el funcionamiento de sus generadores de 32 a 40 años, mientras que Estados Unidos lo hizo hasta 60 años.

En Inglaterra, el primer ministro Tony Blair, que había centrado su plan energético en los combustibles renovables, ha cambiado su discurso en favor de un programa nuclear.

Esta energía produce bajos niveles de emisiones y el uranio puede ser adquirido a proveedores estables y amigables como Australia y Canadá.

Actualmente existen 440 centrales nucleares en 31 países, que proveen poco menos de 20% de la energía del mundo. Ahora se están construyendo otros 32 reactores de los denominados de tercera generación, considerados más seguros y eficientes. La Agencia de Energía Nuclear de Estados Unidos asegura que son más económicos y producen menos desechos. Los nuevos modelos denominados “reactores pasivos” se desconectan automáticamente en caso de que el sistema de control falle.

Estados Unidos, Reino Unido, China, Francia, Japón, Sudáfrica y Corea del Sur están trabajando por separado en el desarrollo de sus propios diseños para esta nueva generación.

El puzzle del gas

Más en el corto plazo, la mayor urgencia está puesta en el suministro de gas. La preocupación es especialmente fuerte en Europa, que el año pasado vio su abastecimiento totalmente cortado a causa de una batalla comercial entre Rusia, su principal proveedor, y Ucrania, por cuyo territorio pasan los gasoductos rusos.

Europa depende de la importación de energía para 50% de su consumo, pero si se mantienen las actuales políticas esta proporción aumentará a 65% para 2030.

Para revertir esta situación, la Unión Europea pretende construir el gasoducto Nabucco entre Turquía y Austria, evitando pasar por Rusia, y que sería abastecido con gas de Asia Central, pero el proyecto no ha concertado acuerdo.

Alemania está trabajando directamente con los rusos para construir el gasoducto Nord Stream bajo el Mar Báltico, rodeando Ucrania y Polonia, que se extenderá a Holanda e Inglaterra. Por su parte, Rusia, que cuenta con el gasoducto Blue Stream a Turquía, quiere extenderlo ahora hasta Hungría.

La clave de esta batalla está en el gas de Asia Central. Preocupados por la influencia rusa en Europa, Estados Unidos va a construir una línea de transmisión de gas y petróleo desde Azerbaiján a Turquía a través de Georgia para abastecer a Nabucco.

Estados Unidos también pretende construir un gasoducto a través del Caspio. Pero transportarlo será complejo. Una alternativa es pasar por Irán, pero Washington y Teherán mantienen una intensa confrontación política. La otra posibilidad, un trazado bajo el Mar Caspio, también se ve compleja, ya que la soberanía sobre esa área es disputada por Rusia, Irán, Kazajstán y Azerbaiján.

Europa también está analizando construir más terminales de Gas Natural Licuado. La Agencia Internacional de Energía proyecta que las importaciones de GNL se van a cuadruplicar para 2030.

La respuesta verde

Además del gas natural, varios gobiernos han puesto grandes esperanzas en los biocombustibles para descomprimir el suministro. El presidente George Bush llamó a los estadounidenses a recortar el consumo de petróleo en 20% en la próxima década, reemplazándolo principalmente con etanol.

Los subsidios de US$ 0,135 por litro a los agricultores están impulsando un auge de inversiones. Según la Asociación de Combustibles Renovables, Estados Unidos cuenta con 110 refinerías de etanol, con 73 más en construcción.

Pese a los acuerdos firmados con Brasil, Estados Unidos planea producir en casa la mayor parte de los 130 mil millones de litros que necesitaría. Pero el etanol de maíz que fabrican los estadounidenses y el de trigo, de los europeos, es menos eficiente que el brasileño. Mientras los primeros requieren convertir el almidón en azúcar antes de refinarlo, los brasileños producen el etanol directamente de la caña de azúcar. Los críticos del etanol de maíz advierten que su producción consume siete veces más combustible fósil por unidad de energía que su par brasileño.

Según el centro de estudios brasileños Icone, el costo de producción en Brasil es de US$ 0,22 por litro, inferior al US$ 0,30 en Estados Unidos, lo que hace innecesario que el gobierno subsidie las plantaciones.

Brasil actualmente produce 18 mil millones de litros al año, de los cuales exporta 4 mil millones, poco más de la mitad de las exportaciones mundiales. Para 2012, se prevé que existirán 412 refinerías produciendo casi 36 mil millones de litros. Según un estudio del Ministerio de Ciencias y Tecnología, Brasil podría estar exportando 200 mil millones de litros para 2025, equivalentes a 10% del consumo mundial de petróleo.

Mirando al mar

Las autoridades también se están volviendo hacia el mar en busca de soluciones, o más bien, hacia las mareas. Su movimiento permanente parece inagotable. Pero la tecnología para extraer energía de las olas no es sencilla ni barata. Actualmente sólo catorce países están operando estaciones mareomotrices. Estos sistemas existen desde hace cuarenta años en China, Rusia y Francia.

En Estados Unidos, el primer proyecto entró en operaciones en diciembre, con dos turbinas bajo el East River de Nueva York. El proceso tardó cinco años debido a la fuerte regulación, pero el respaldo político para estas iniciativas está aumentando.

En Portugal, Ocean Power Delivery ya está instalando una central de mareas, que generará sólo 2,25 MWh en un comienzo.

Este recurso está siendo investigado por Irlanda, España, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y Corea del Sur. Sin embargo, los gobiernos están aguardando a ver que se consoliden antes de aventurarse.

Fuente / Diario Financiero

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