La reunión entre los Presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, prevista para mañana en Brasilia, promete ser tensa. Lula tendrá que administrar la presión que le traspasó Morales al responsabilizarle de poner el precio al gas vendido por su país a Brasil.
Dos días antes de su visita Morales anunció que esa negociación está ahora en manos de Lula, porque “no es posible que un país pobre subvencione a un país rico”.
“Respetamos el liderazgo regional de Brasil, su desarrollo, su industria, pero desde un punto de vista nuestro no puede seguir subvencionándose el gas a Brasil, especialmente a la zona de Cuiaba”, agregó Morales, según publicó el diario boliviano La Razón.
Visita en el aire
La semana pasada, Morales llegó a condicionar su visita a Brasil a un preacuerdo que aún no se ha producido, según declaró en una rueda de prensa en La Paz su ministro de Hidrocarburos, Carlos Villegas. El diario brasileño Folha de São Paulo, dijo citando a un “alto funcionario del gobierno boliviano” que Morales considera el precio del gas como un “tema fundamental” y llegó a decir que su visita no tendría sentido sin una señal positiva de avance.
Bolivia propone que Brasil pague por el gas lo mismo que Argentina, US por millón de BTU (unidad térmica británica), mientras la estatal Petrobrás paga cerca de US,3. El gobierno brasileño argumenta que el precio del gas no debe ser tratado desde el punto de vista político, sino económico, y a través de las empresas implicadas en la negociación.
El canciller brasileño, Celso Amorim, dijo que la discusión tiene aspectos técnicos y afirmó que la visita de Morales “no está condicionada a nada”. Amorim recordó que el presidente Lula ha mostrado buena voluntad al tratar el asunto. “Es evidente que el tema tiene inevitablemente condicionantes técnicos”, señaló. “De nada sirve discutir algunos asuntos bajo un punto de vista político”, dijo el canciller, para quien la negociación debe llegar a un precio “justo y viable”.
El presidente de la estatal Petrobrás, José Sérgio Gabrielli, dijo este fin de semana que Brasil mantendrá su posición de tratar esa divergencia como una cuestión comercial y no política, como busca el gobierno boliviano. Petrobrás ha sido la principal perjudicada en el país por las decisiones del gobierno boliviano.
“En lo que se refiere a la venta de gas de Bolivia a Brasil, existe un contrato de largo plazo, hasta 2019, y ese contrato nunca fue contestado y aún está en vigor”, señaló el ejecutivo, advirtiendo que Petrobrás exigirá una indemnización justa por las dos refinerías que el gobierno boliviano quiere nacionalizar. “Las refinerías son nuestras. Para nacionalizarlas hay que pagar el justo valor. Para eso es necesaria una evaluación económica”, destacó. Ahora el resultado sólo se sabrá después del encuentro oficial entre Morales y Lula.
Fuente: ABC, España.