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(Regional) Problemas energéticos amenazan el futuro crecimiento de latinoamérica

Nov 27, 2006

* Falta de planificación, conflictos sociales, desconfianza de privados, falta de reformas y dificultades de integración son algunos de los factores que amenazan el suministro.

Los problemas energéticos se han extendido por Latinoamérica y muestran un panorama preocupante para el abastecimiento a futuro. Según el secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), Álvaro Ríos-Roca, son varios las naciones de la región que ven insuficiencias en el suministro y están tomando medidas de emergencia para contrarrestarla. “Hay muchos países con crisis energética. Los motivos son diferentes, pero esta gran coincidencia nos hace pensar que algo está pasando a nivel general”, dice Ríos-Roca, quien cita entre los problemas más notorios la falta de planificación, la presión de los conflictos sociales sobre las tarifas, la desconfianza en el sector privado, la falta de reformas para las agencias reguladoras y pocas acciones concretas para la integración.

Las preocupaciones por asegurar el suministro de energía parecen naturales en momentos en que la actividad económica de la zona crece a niveles históricos, con un promedio de 5%, especialmente en industrias de uso energético muy intensivo como la minería.

“La energía es la sangre de nuestra economía”, dice Ríos-Roca, “y la idea de dejar de producir por su ausencia causa desesperación”.

Este ambiente debiera generar entusiasmo para la inversión energética, pero en gran parte de Latinoamérica los gobiernos “se ven imposibilitados de subir las tarifas por presiones sociales, así que los precios están fijos o subsidiados y esto pesa sobre la inversión en la región”, comenta el experto. “Una vez congeladas las tarifas es muy difícil volverlas a su nivel por el descontento que causa en la población, también es duro mantenerlas en ese nivel por la presión de las empresas. Pero cuando hay una nueva gran inversión, los precios tiene que subir para amortizarla y, en general, eso no se está dando en la región”, apunta el secretario de Olade, remarcando un ejemplo evidente en Argentina y Ecuador.

Mejor regulación

Ríos-Roca atribuye la actual situación a la falta de visión en la mayoría de los procesos de privatización en los ’90. “Los privados gestaron una serie de proyectos que no fueron acompañados de planificación energética. Las empresas hacen sus proyectos en función de la rentabilidad, y los estados deben procurar que se asegure el suministro. Cuando se hicieron las reformas, quedó un Goliat contra David, con las firmas como gigantes con mucha información, y estados muy débiles con órganos reguladores incapaces de planificar la estrategia energética”.

Como ejemplo, Ríos-Roca menciona que los primeros síntomas de la crisis del gas argentino aparecieron en 2003, a menos de dos años de la crisis económica. “Eso no quiere decir que el consumo se haya triplicado en ese período, sino que durante años faltó el acompañamiento de las reservas para la cantidad que se estaba comercializando”.

Aunque ahora advierte cambios. Argentina y Brasil han comenzado a desarrollar programas nacionales. Hace seis años, los ministros no se reunían para hablar de proyectos, eran los privados los que hablaban de energía, ahora hay reuniones entre países para resolver la crisis. “No es una crítica al sector privado, ellos deben hacer buenos proyectos, cumplir sus contratos y crear rentabilidad para sus accionistas. Es el Estado el que debe planificar y ver la seguridad del abastecimiento”.

Desconfianza

Aún así, el secretario de Olade remarca que la tendencia regional no se encamina hacia la integración energética, sino que prima la desconfianza. “Esta es una región muy rica en hidroelectricidad, en la que sólo se ha usado 26% de su potencial, y además tiene abundantes recursos de gas natural, lo que podría significar un proceso de integración dinámico. Pero en este momento, en el Cono Sur, la integración es complicada.

“Todos se necesitan, pero por razones de política actúan separadamente. Lo más evidente es que Chile necesita de Bolivia y viceversa. Esa es una complementación perfecta, porque el mejor mercado para la energía boliviana es Chile. Con ese entendimiento utópico, solucionarían el problema energético de la subregión: se resuelven las responsabilidades de Argentina, la necesidad de Chile y Bolivia tendría un magnífico mercado en el norte y centro de Chile”, dice Ríos-Roca.
Fuente: Diario Financiero.

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