Sólo el día anterior a que la ministra de Minería y Energía, Karen Poniachik, se reuniera en el Hotel Intercontinental de Nueva York con cerca de 130 empresas eléctricas, fondos de inversión y analistas de Wall Street -en el marco del road show de las empresas distribuidoras eléctricas-, el ministro de Planificación argentino, Julio de Vido, hacia lo propio a sólo pasos: en el lujoso Hotel Waldorf Astoria.
Ahí De Vido les habló sobre las bondades de invertir en Argentina y también sobre la recuperación económica.
Sin embargo, entre algunos inversionistas quedaron serias dudas sobre la real capacidad del país trasandino de dar garantías sobre su principal problema, la escasez energética.
Ésa es la misma preocupación que hoy tiene el Gobierno chileno, que ve con extrema alerta la posibilidad de que Argentina tenga serios problemas para abastecer su propia demanda energética, imposibilitando la exportación de gas natural.
De hecho, en base a los recientes informes sobre la fuerte caída de las reservas probadas y probables de gas argentino, las estimaciones del Gobierno apuntan a que las restricciones del combustible se harán críticas durante el invierno de 2007.
Esto marca un claro giro en la posición del Gobierno, que hasta ahora se había mostrado confiado 100% en el compromiso del Presidente Néstor Kirchner de suministrar al menos el gas para el consumo residencial y comercial de Chile. Es por esto que, según explica a «El Mercurio» la ministra Karen Poniachik, la autoridad está alistando un plan de emergencia que incluye dos etapas.
La primera es utilizar una resolución extraordinaria (Resolución 754) que le permite a las distribuidoras de gas exigirles a las generadoras eléctricas que le entreguen el gas que les llegue desde Argentina, mientras que la segunda apunta a tener listo el suministro de propano aire -que reemplaza al gas natural residencial- en caso de tener cero suministro.
– ¿Cuál es la situación real de suministro de gas argentino de mediano plazo?
«Obviamente, por los reportes de analistas independientes que nos han transmitido sobre la situación en Argentina. Vemos que Argentina está teniendo problemas para cubrir su propia demanda interna, y disponiendo de menos gas para la exportación tanto a Chile, como a Uruguay y a Brasil».
-Con este escenario, ¿ustedes ven que el compromiso argentino de asegurar el suministro residencial corre peligro?
«Lo responsable y lo serio es estar preparados para el evento de que Argentina no disponga de gas suficiente para cumplir con el suministro residencial y comercial en Chile, y en ese sentido hemos estado trabajando. Hay un compromiso de las autoridades argentinas de mantener el suministro residencial-comercial, que equivale a entre 1,5 millón y 1,8 millón de metros cúbicos diarios, pero tenemos que estar preparados».
-¿Cuándo podría darse esa situación, y qué medidas se están tomando?
«Ojalá no antes que llegue el GNL, pero si no fuese el caso, tenemos el instrumento legal, a través de la Resolución 754, para que en caso de que las distribuidoras no reciban gas se invoque este mecanismo para que las generadoras les provean del gas necesario para cubrir su demanda. Y en un caso extremo, podemos abastecer esa demanda a través de la utilización de un sustituto del gas natural argentino, que es el propano aire. En Chile existe la capacidad para utilizar este combustible alternativo en caso de que fuese necesario».
-¿Qué falta para que todo esté operando?
«La CNE ya está trabajando el reglamento de transferencia de precios, para que en el caso de tener que invocar la Resolución 754, esté clarificado el mecanismos de cómo las distribuidoras de gas van a pagarles a las generadoras por el gas que estas últimas se verán obligadas a entregarles».
Fuente: Emol.