Para superar la crisis energética, el Gobierno deberá aumentar la tarifa de electricidad y readecuar el actual marco regulatorio, además de instrumentar incentivos para la inversión en el sector eléctrico. Si no se avanza en esa dirección, el sistema no podrá acompañar el crecimiento de la economía.
El diagnóstico -habitual en cualquier reunión donde se comente la situación energética, aunque siempre se lo haga en voz baja- corrió por cuenta de uno de los empresarios más activos de los últimos tiempos: Marcelo Mindlin, jefe del grupo Dolphin, propietario de Edenor y Transener, entre otras compañías.
«Tarde o temprano la readecuación tarifaria va a llegar», se ilusionó el empresario al referirse a la necesidad de que el valor de la electricidad, especialmente el que comercializa la distribuidora Edenor, sea incrementado.
Y además de mostrar cuadros donde sus empresas aparecían comparadas con compañías similares de Perú, Brasil o Chile, por caso, Mindlin se valió de un ejemplo para pintar la situación: «Hoy los porteños pagan un 80 por ciento menos la energía que en Brasil y un 75% menos que en Perú».
«Con la renegociación de los contratos de servicios públicos y la readecuación de las tarifas tenemos un problema y hay que trabajar en este sentido», advirtió el empresario, que ayer disertó en el seminario realizado por la consultora KPMG sobre «Nuevos modelos de negocios en Argentina 2006», donde estuvo acompañado por Gustavo Grobocopatel, de Los Grobo, y por Sandra Yachelini, presidenta de la empresa tecnológica EDS.
Mindlin repasó la coyuntura que lo llevó a incursionar en el sector de la electricidad. «Vimos una oportunidad allí. Por caso, Electricité de France (ex accionista mayoritaria de Transener y Edenor) no podía sentarse a negociar con sus acreedores de manera firme, porque a los mismos proveedores les debe en todo el mundo. Nosotros sí podemos negociar sin cuestionamientos y eso nos sirvió para bajar considerablemente la deuda y aumentar los plazos de pago», precisó.
Mindlin dijo que después de la crisis todas las partes deben colaborar para que los servicios públicos puedan seguir operando. «Los accionistas no pueden mantener su reclamo en el Ciadi (el tribunal arbitral del Banco Mundial para conflictos internacionales) al tiempo que negocian con el Gobierno. Eso en el sector privado no pasa. Los acreedores deben entender que la deuda debe ser reestructurada», agregó.
Según su visión, el Gobierno debe avanzar en un nuevo esquema tarifario que mantenga una tasa de retorno razonable para los empresarios, como lo a hecho en varias renegociaciones, como la de Transener. «Como empresario desearía que este proceso se acelerara», concluyó.
Allí, la empresa logró un aumento tarifario de un 31%, claro que en el transporte de energía los incrementos no llegan directamente a los usuarios residenciales, sino que los sufren las empresas. El Gobierno se ha mostrado muy celoso de no permitir que las tarifas domiciliarias aumenten.
El número uno de Dolphin consideró que las tarifas congeladas esconden una enorme injusticia. «No puede ser que los usuarios de mayores ingresos paguen lo mismo que los de bajos recursos. Debe haber una tarifa social y los aumentos deben excluir a los de menores ingresos», estimó.
Respecto de los planes del grupo, dijo que se mantendrán activos en el sector de la generación de electricidad. «Consideramos que allí existe aún una oportunidad de negocios de comprar a bajo precio», añadió.
Oportunidades del campo
A su turno, el empresario agropecuario Gustavo Grobocopatel sostuvo que la Argentina tiene una gran oportunidad de desarrollarse en varios mercados relacionados con los alimentos y la producción de biocombustibles. Comentó acerca del rol protagónico del país como productor de harinas proteicas: «Entre tres países, la Argentina, Brasil y Estados Unidos, controlamos el comercio mundial de proteínas. Hoy se está dando un contexto extraordinariamente brillante en demanda de harinas proteicas (soja)», informó.
Con todo, advirtió que la Argentina es un país con elevado nivel de costo de las transacciones y con muchos cambios en las reglas de juego.
«Si un empresario compró el mejor toro de Palermo, lo cruzó con la mejor vaca del país para tener animales con la mejor carne del mundo para alimentar a un millonario en el Mundial de Alemania, y luego le prohíben exportar, ese empresario no invierte más», ejemplificó.
Finalmente, Yachelini dijo que para la industria del software existen «muchos nichos de oportunidad para países de América latina».
Fuente: La Nación.