Q

(Bolivia) Integración energética suramericana favorecerá a la economía mundial

Mar 20, 2006

De acuerdo a analistas del sector energético, la consolidación del gasoducto sudamericano puede ayudar a la economía mundial, disminuyendo el consumo de petróleo, que en los últimos meses se incrementó por problemas en las zonas productoras. Además, no sólo favorecería a la economía mundial, sino que también representaría generar millonarios negocios energéticos en la región. […]

De acuerdo a analistas del sector energético, la consolidación del gasoducto sudamericano puede ayudar a la economía mundial, disminuyendo el consumo de petróleo, que en los últimos meses se incrementó por problemas en las zonas productoras.

Además, no sólo favorecería a la economía mundial, sino que también representaría generar millonarios negocios energéticos en la región. Las reservas que posee Venezuela y Bolivia de gas puede hacer una realidad la integración.

Pero la integración no sólo sería en el campo gasífero, sino se podría dar también en el crudo.

La propuesta que se viene trabajando en la zona sudamericana ayudaría al mundo a reducir su dependencia de fuentes conflictivas, como las de Oriente Medio.

Pero, por ahora, hay pocos planes concretos y la integración es vista con cautela por gobiernos, petroleras y grandes constructoras.

Excepto Uruguay, Chile y Paraguay, casi todos los países suramericanos cuentan con importantes reservas de petróleo y gas y la región en su conjunto produce más energía de la que consume.

Según cifras de 2005 recopiladas por la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos (EIA, en inglés), América del Sur produce actualmente siete millones de barriles por día (bpd) de crudo y consume 3,931 millones de bpd.

Dispone de 95.000 millones de barriles de crudo convencionales y otros 40.000 millones de barriles equivalentes de gas natural.

Venezuela, quinto exportador mundial de crudo, domina el 80% de esas reservas y en su política exterior ya usa sus hidrocarburos como arma.

Entre los dispares mercados suramericanos, destacan el populoso Brasil, ya autosuficiente en energía, y la empobrecida Bolivia, con las segundas reservas de gas de la región.

En el rompecabezas regional, los políticos defienden la integración como la salida para resolver problemas comunes, lo que requiere cuantiosas inversiones fuera del alcance de los deficitarios gobiernos.

Al mismo tiempo, grupos financieros y petroleras advierten que no hay garantías para proyectos que requieren largos años de maduración y décadas para recuperar los capitales.

Tampoco hay mercados maduros, ni normas jurídicas claras.

En ese contexto la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), una entidad de la que son miembros 26 estados de la región, promueve la firma de una “Carta Energética de América Latina”.

El documento expresaría “la voluntad política de los países para consolidar la integración energética”, y dar un marco jurídico e institucional para la inversión privada y pública.

Actualmente, hay cinco conexiones de gasoductos entre países, los que unen Bolivia con Brasil y Argentina, y los de Argentina con Chile, Brasil y Uruguay. También hay 10 tendidos eléctricos binacionales en toda Suramérica.

La Olade cuenta 16 nuevos proyectos en gas, que cubren desde la Patagonia hasta México, y que incluyen gasoductos y plantas de Gas Natural Licuado, y ocho interconexiones eléctricas.

Los proyectos representarían inversiones de US5.000 millones en 10 años, dijo a EFE Alvaro Ríos Roca, secretario ejecutivo de Olade.

Pero una verdadera integración energética regional de largo plazo necesita además mecanismos para debatir y solucionar las controversias del proceso, agregó.

Ríos recomendó “articular la oferta y la demanda de los energéticos más abundantes, más económicos, más limpios en su combustión, de manera que puedan fluir para beneficio de los países”.
Fuente: El Diario de La Paz/Petroleumworld.

Lo último
Te recomendamos

REVISTA DIGITAL

Temas relacionados

Suscríbase al Newsletter Revista Electricidad