Simple y contundente. Si no se conocen las reglas de juego con que se pretende encaminar el proyecto del anillo energético en la región, Bolivia se mantendrá en calidad de observadora.
Esa es la posición del Gobierno de Bolivia respecto al proyecto de largo aliento que pretenden llevar adelante los países de Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile, con el gas de Perú en primera instancia, con el fin de consolidar la integración regional. Por lo tanto, la decisión nacional pasa necesariamente por conocer si el proyecto es rentable y se ajusta a normas ambientales bolivianas, según afirmó el lunes el ministro de Hidrocarburos, Jaime Dunn.
La primera jornada de la 40ª Reunión de la Comisión de Integración Energética Regional (CIER), llevada a cabo en el hotel Los Tajibos de Santa Cruz, donde se analiza la importancia del gas natural en la producción de energía en el Cono Sur, despejó una serie de incógnitas que se habían planteado con carácter previo respecto a la participación o no de Bolivia en el proyecto del anillo energético.
De entrada, el ministro de Hidrocarburos Jaime Dunn, señaló que Bolivia seguirá como observador y que “están con la política delimitada y muy bien orientada en la forma establecida”. Según Dunn, aunque la posibilidad de formar parte de ese proceso no está cerrada, el país debe ver en él “un proyecto que sea completamente claro en el sentido de que económicamente es rentable y si tiene condiciones de medio ambiente que se adapten a criterios bolivianos”.
Entre varios expertos que asisten a la cita internacional de Santa Cruz, consideran que una decisión contundente respecto al proyecto del anillo energético pasará necesariamente por el próximo gobierno; entre tanto, Bolivia seguirá apostando a las relaciones bilaterales para encaminar el negocio del gas.
Los ministros y secretarios de energía de Argentina, Daniel Cameron; de Chile, Jorge Rodríguez Grossi; y de Perú, Clodomiro Sánchez; coincidieron en que la decisión de ingresar o no al anillo energético es única y propia de los bolivianos, por lo tanto dejaron en claro que las puertas están abiertas.
“No se trata de apoyar o proponer el ingreso de este país, se trata de una decisión propia sobre todo por el alto índice de sus reservas probadas de gas”, dijo Cameron.
El ministro chileno de Energía, Jorge Rodríguez Grossi, fue más allá y señaló que promoverá esa red de distribución de energía con la esperanza de que ningún país se excuse de participar del proyecto. “A mí no me queda duda de que siendo Bolivia un país que tiene recursos no sólo de gas, sino también de petróleo, debiera participar, pero es una decisión que debe tomar la propia administración gubernamental”, indicó Rodríguez.
Bolivia cuenta con 48,7 billones de pies cúbicos (1,38 billones de metros cúbicos) de reservas de gas.
Mar: la sentencia chilena
Los chilenos la tienen clara: jamás negociarán gas por mar ni con Bolivia ni con cualquier otro país. Con este tenor ratificó el lunes en Santa Cruz la posición de Chile, su ministro de Energía, Jorge Rodríguez, quien señaló de forma contundente que si Bolivia decide vender gas a su país, será un negocio con las empresas privadas, por lo tanto, “como el mar no le pertenece a los privados sino al Estado chileno, la política de Estado apunta a comprar gas sólo como un producto más”.
Chile es presa de una honda crisis energética y busca concretar este cinturón energético.
Según el ministro Rodríguez, en relación al consumo actual, Chile requerirá gas en los próximos 15 años en el orden del 150% más.
La política peruana
Prioridad: Perú acaba de cambiar su matriz energética en base al gas que fluye desde el campo de Camisea. Desde hace un año y tres meses ya llega el gas hasta el mismo centro de Lima.
Anillo: La iniciativa del anillo energético es alentada por Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay para conectar una red de gasoductos que asegure la provisión del gas en el cono sudamericano con las reservas del campo de Camisea, en el sur del Perú.
Apoyo: El titular de Energía y Minas de Perú, Clodomiro Sánchez, dice que su país apuesta al gas porque el petróleo es caro y contaminante, pero no ven como un proyecto viable el anillo energético sin la presencia de Bolivia.
Fuente: El Nuevo Día.