Laboratorios: hojas de ruta para el futuro de la electromovilidad

El desafío es desarrollar tecnología y estudios que permitan preparar al sistema eléctrico nacional ante una integración masiva de los vehículos eléctricos, dicen los especialistas.


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El desarrollo de tecnologías de carga para vehículos eléctricos y la conversión de motores convencionales de combustión interna a energía eléctrica interna son parte de las iniciativas que impulsan dos laboratorios de electromovilidad que funcionan en la Universidad de Santiago y en Inacap de Osorno.

Ambos actores forman parte del grupo de universidades y centro de formación técnica que actualmente impulsan Investigación y Desarrollo (I+D) en movilidad eléctrica, entre los cuales también están los laboratorios que tiene Duoc UC y el Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (AC3E) de la Universidad Técnica Federico Santa María, quienes pertenecen al acuerdo público-privado por la electromovilidad, que impulsa el Ministerio de Energía con el apoyo de la Agencia de Sostenibilidad Energética.

Otra instalación presente en este campo es el Laboratorio de Micro Redes y Electromovilidad de la Universidad de Chile, donde se investiga el uso de la electricidad como fuente de energía para vehículos motorizados, incluyendo aquella generada a partir de paneles solares como la que se obtiene directamente desde la red eléctrica.

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Proyectos

Matías Díaz, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Santiago, señala la relevancia que han adquirido los laboratorios de electromovilidad para habilitar desarrollo tecnológico a la industria local.

Los laboratorios deben definir hojas de ruta para generar una industria de servicios y productos relacionados con la electromovilidad. Veo poco factible que Chile se convierta en un país que desarrolle vehículos eléctricos, pero sí es probable, que usando los recursos naturales que tenemos, como litio-cobre-energía, se genere industria tecnológica para el desarrollo de baterías, BMS, repuestos, cargadores, conectores, etc.”, plantea.

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El académico menciona las iniciativas que elaboran en el laboratorio de Electromovilidad de la Universidad de Santiago, que es parte del Centro de Investigación E2Tech (Electrical Energy Technologies Research Center), donde el principal foco es el desarrollo de tecnología de carga e integración de vehículos eléctricos a la red.

“Nos enfocamos al desarrollo de nuevas topologías de cargadores de vehículos eléctricos que puedan reducir los tiempos de carga, incrementar la eficiencia y brindar servicios de electromovilidad como gestión de energía, vehicule to grid (V2G), integración de ERNC y almacenamiento de energía”, complementa Díaz.

Felipe Núñez, director del proyecto Fondef I+D de Conicyt, adjudicado por la Universidad Tecnológica Inacap, destaca la presencia de este tipo de espacios en regiones, especialmente del laboratorio de electromovilidad que desde el año pasado opera en la sede Osorno de Inacap, donde se concentran en desarrollar un modelo de optimización del rendimiento parcial y total de las baterías de ion-litio en flotas de vehículos eléctricos a través de algoritmos de inteligencia artificial, enfocado a empresas que distribuyen productos y servicios en el rubro agropecuario inicialmente.

“La utilidad de esta investigación, es determinar la conveniencia y las consideraciones que deberán tener estas empresas en la migración de sus flotas actuales hacia flotas de vehículos eléctricos, incluyendo la conversión de vehículos de motores de combustión interna hacia vehículos de motores eléctricos, para disponer con una flota eléctrica de bajo costo para nuestras pruebas experimentales de prototipos”, explica el especialista.

Y agrega: “Esta tarea de reconversión, la realiza el área automotriz y de electromovilidad de Inacap sede Osorno sobre los vehículos convencionales aportados por las empresas Cooprinsem e Indupan.

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Finalmente, la empresa de distribución eléctrica Saesa aportará un vehículo eléctrico nuevo para probar los algoritmos finales, que eventualmente saldrán al mercado, como un producto/servicio resultado de nuestro proyecto”.

A juicio de Núñez, la labor de los laboratorios de electromovilidad “hacen realidad el antiguo discurso de agregar valor a través de I+D con transferencia tecnológica aplicada. Queremos que esta iniciativa no sea sólo pensada para el mercado local, sino que sea exportable como tecnología chilena de alto nivel de complejidad, para los problemas del siglo XXI”.

Esto es compartido por Matías Díaz, para quien el desafío principal apunta a la interoperabilidad y autonomía de los vehículos eléctricos. “En la primera área, el desafío es masificar la red de carga, disminuir los tiempos de carga y agregar inteligencia a la conversión de energía. Por lo tanto, los laboratorios tenemos el desafío de desarrollar tecnología y estudios que permitan preparar al sistema eléctrico nacional ante una integración masiva de estos vehículos”, concluye.