Electromovilidad con hidrógeno: el complemento ideal

Rodrigo Vásquez

Integrante de la Comisión de Energía del Colegio de Ingenieros de Chile A.G.

La necesidad de reemplazar los combustibles fósiles en Chile y el mundo es un desafío y una realidad que ha impulsado una revolución en el mercado. Nuevas políticas europeas están limitando -en el mediano plazo- la producción de automóviles en base a diésel y gasolina, responsables del 23% de las emisiones de CO2 a nivel mundial, y de un 24% en Chile.

La electrificación del transporte surge entonces como una oportunidad para enfrentar la descarbonización en el mediano y largo plazo. Las grandes marcas automotrices están apostando al automóvil eléctrico con baterías (BEV) para la descarbonización del sector. Sin embargo, esto supone una serie de desafíos, más allá de proveer la infraestructura de carga para los BEV, ya que la masificación del transporte eléctrico implicará fortalecer los sistemas de transmisión y distribución eléctrica, para atender esta nueva demanda.

En este nuevo panorama, aparece, o más bien reaparece, la tecnología del hidrógeno como complemento perfecto a la electromovilidad basada en baterías, siguiendo el actual modelo de distribución y carga de los combustibles convencionales.

Este energético permitirá solventar los inconvenientes actuales, como los tiempos de carga y aumentar de manera considerable la autonomía de los autos eléctricos, para llegar a equipararse en prestaciones a los autos convencionales que queman gasolina. Los autos que usan hidrógeno son los denominados autos eléctricos con celdas de combustible (FCEV por sus siglas en ingles).

La celda de combustible es un dispositivo que utiliza el hidrógeno y el oxígeno del aire y lo convierte en electricidad y calor, teniendo como único residuo vapor de agua. Actualmente hay tres marcas de vehículos producidos en serie que son comercializados en los mercados asiático, europeo y norteamericano, estos son el modelo coreano Hyundai Nexo y los japoneses Honda Clarity y Toyota Mirai.

Las autonomías de todos estos modelos supera los 500 kms, con tiempos de carga de hidrógeno entre 3 y 5 minutos. Como ejemplo de esta revolución, en estos últimos días el suizo Bertrand Piccard rompió el récord de autonomía de un vehículo de hidrógeno manejando su Hyundai Nexo por 778 km con una sola carga, pudiendo seguir por 49 km más.

Las proyecciones internacionales de este tipo de vehículos son muy prometedoras, ya que estas apuntan a 800.000 vehículos circulando en Japón a 2030, así como un millón en Norteamérica y China, respectivamente. Alemania por su parte espera tener el 10% de su parque automotriz a 2035 en base a automóviles con hidrógeno.

Chile tiene uno de los mejores potenciales del mundo para producir el hidrógeno económicamente muy competitivo a partir de energías renovables, lo que habilitaría su uso en distintos sectores y el transporte puede ser clave. Ya ha comenzado la electromovilidad en buses públicos, el próximo paso es también usar el hidrógeno.