Ante el avance del Covid-19, los países han tomado diversas medidas para prevenir al contagio, como por ejemplo la paralización de algunas industrias manufactureras, impactando no sólo en la demanda de cobre, sino que también de otros minerales, como es el caso del litio.

El socio director de la consultora iLimartketsDaniel Jiménez, explica que “dado lo que estamos viendo en términos de menor demanda de vehículos eléctricos, de fábricas en Europa, Estados Unidos y Asia, que han tenido que detener sus producciones, es probable que eso al final se termine traduciendo en que el consumo de litio este 2020 sea menor que en 2019, eso es un escenario probable, y que era impensado hace un año, dado que veníamos de 2018 con la demanda creciendo a tasas 25% anual”.

En la configuración del mercado de litio, un factor gravitante está siendo la sobreoferta disponible del mineral, que se estaba registrando desde hace un tiempo.

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Al respecto, el especialista señala que “muchos de los productores que partieron sus proyectos a partir de los años 2015 y 2016, y operaciones a partir de 2018, no van a poder cubrir sus costos de producción, en consecuencia van a tener que parar; va a haber una situación bien compleja para los productores de mayor costo, principalmente en China y Australia. Se van a producir detenciones, quiebras, adquisiciones, va a haber una reestructuración de esa parte de la industria bien importante, probablemente en los próximos doce meses”.

El experto hace hincapié, además, en que “los precios van a seguir bajos hasta que no pare esta sobreproduccióno hasta que la demanda crezca nuevamente lo suficiente como para que la oferta disponible no sea suficiente”.

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Considerando este escenario, el socio director de la consultora iLimartkets visualiza “un 2020 complicado, y probablemente parte de 2021 también. A partir de ahí, la situación va a depender mucho de cuánto se recupere la demanda, cuál sea su velocidad de recuperación; y de cuál sea la velocidad de expansión de proyectos que hoy día están en distintas etapas de expansión, pero que probablemente para estar listos en dos o tres años más, van a requerir financiamiento hoy día, que no lo están consiguiendo”.

Es así como se podría dar un escenario en el que “cuando se requiera nueva capacidad, que ésta no esté a tiempo, porque esas decisiones de inversión se debieran tomar dentro de los próximos seis o doce meses”.

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Al respecto, el analista advierte que “ya varios de los proyectos que están en desarrollo han anunciado que están deteniendo el trabajo, a la espera de que las condiciones del mercado mejoren o que el financiamiento sea más accesible”.

Capacidad instalada y demanda

Daniel Jiménez considera que las proyecciones en torno al precio del litio en el corto plazo “son bien inciertas porque la variable demanda todavía está poco clara, es muy difícil predecir qué va a ocurrir. Le demanda aumentará sin duda, para lo cual decisiones de inversión en capacidad adicional para tres o cuatro años más, deben tomarse hoy. Sin embargo, el financiamiento está detenido y en consecuencia no es claro si la capacidad instalada de la industria en ese momento vaya a ser suficiente«.

Eso podría gatillar un escenario en el que “de pronto suba el precio de forma violenta, como ocurrió en 2016; eso es totalmente factible; así como lo es, también, el que si hay inversiones en expansión de capacidad, que la capacidad instalada en el mundo vaya creciendo en forma más alineada con la demanda”, estima.