Fernando Lucchini y su nuevo desafío de liderar Corporación Alta Ley

El ingeniero civil, con una trayectoria muy vinculada a lo digital, plantea como uno de los grandes retos de Alta Ley consolidarse como faro de la innovación para la industria minera.


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“Estoy muy contento con este nuevo desafío, la minería es una industria de gran relevancia para nuestro país y aportar en este ámbito me parece muy estimulante y desafiante. En especial hoy, que tiene la oportunidad de ser uno de los motores fundamentales de la economía verde que esperamos construir para el futuro”, afirma Fernando Lucchini, hace unos días designado nuevo presidente ejecutivo de la Corporación Alta Ley.

Ingeniero civil de la Universidad de Chile, cursó estudios en la Singularity University y realizó un M.Sc. in Engineering Management con foco en estrategias de innovación y transformación digital en la Universidad de California del Sur, en Estados Unidos. Trabajó en Codelco como manager de planificación comercial; fue fundador de Tourtrail, plataforma para asistencia al viajero, y se desempeñó como ingeniero de Sistemas y Procesos de Negocio en el gobierno de la ciudad de Los Ángeles, EE.UU., entre otras actividades

En 2019 se incorporó a la Corporación Alta Ley como líder de la propuesta para el Instituto Chileno de Tecnologías Limpias, iniciativa impulsada desde Corfo.

En conversación con ElectroMov, el profesional reconoce que la transformación digital es su especialidad y por ende dice tener un sesgo evidente hacia ese tema: “Es algo que va un tanto atrasado en Chile y creemos que es fundamental darle la importancia que merece, sobre todo porque es clave para su futuro”.

¿Cuáles son hoy las prioridades de Alta Ley?

Uno de los objetivos principales de la Corporación Alta Ley es su consolidación como el faro de la innovación de la industria minera y como el principal articulador y generador de Roadmaps. Fuimos creados específicamente para ser una guía, sin sesgos, de los cambios que esta industria necesita.

Como parte de este proceso de consolidación, viene otro de institucionalización del conocimiento y los pertinentes cambios que eso conlleva. Principalmente la generación de procedimientos estandarizados, que sean protocolizados y guardados dentro de una “biblioteca del conocimiento” en la corporación. En concreto, que Alta Ley se posicione y se transforme como en el “go to” de la industria minera en estas materias.

Ese es el punto de partida. Una vez que sabemos lo que tenemos que hacer, articulamos y facilitamos la asociatividad para que esos proyectos se concreten, con un ojo siempre en catalizar del desarrollo de una industria nacional más compleja, y más estratégicamente posicionada en su espacio de productos. Después viene la ejecución de esas iniciativas, donde intervienen otros actores, pero Alta Ley sigue estando presente desde la gobernanza.

Puntualmente, ¿cuáles son los desafíos para 2020?

En concreto, los principales objetivos son:

1. Consolidar a Alta Ley como el faro o “go to” de la innovación de la industria.

2. Partir el año con la actualización del Roadmap Tecnológico de la Minería, que implicó nuevamente un trabajo asociativo fuerte entre industria, academia, comunidades, sector público y privado.

3. Empezar a trabajar en una Hoja de Ruta Tecnológica para la industria del litio.

4. Comenzar a desarrollar una Hoja de Ruta para la Minería 4.0 (digital).

5. Reforzar la importancia la Minería Sustentable a través del diseño de nuestra postulación al Instituto Chileno de Tecnologías Limpias de Corfo, donde este tema es uno de los ejes programáticos.

6. Reforzar el desarrollo de una industria minera nacional basada también en el conocimiento; exportar minería además de minerales.

La gran meta planteada es lograr el surgimiento de 250 proveedores de bienes y servicios de clase mundial y alcanzar los US$4.000 millones anuales en exportaciones de este tipo. ¿Cuál es el escenario actual?

Estas son metas planteadas hacia un horizonte de largo plazo, de aproximadamente 20 años. Si bien claramente nos falta para llegar, y considerando que también es difícil evaluar un proceso de desarrollo complejo en tan corto plazo, creo que vamos por un buen camino.

En términos generales el ecosistema industrial y de innovación en Chile se ha enriquecido ostensiblemente en los últimos años, y seguirá por esta senda con iniciativas en desarrollo, como el Instituto Chileno de Tecnologías Limpias. De la mano con esto, y también gracias al trabajo hecho con los roadmaps, hay una mayor comprensión transversal de adónde se quiere llegar, una línea gruesa de cómo se puede llegar a eso, y una mayor aceptación de los procesos inherentes a este tipo de cambios.

Creo que esto es una base importante para lograr los objetivos planteados.

¿Cuán relevante considera hoy el rol de la innovación para la industria minera?

Uno de los temas ampliamente debatidos a nivel nacional es, al mismo tiempo, uno de los objetivos de Alta Ley: exportar no sólo minerales, sino también minería. Para esto último tenemos que ser capaces de generar conocimiento, a través de la investigación y el desarrollo, y de la innovación.

Estamos también en una coyuntura particular, en la que es cada vez más caro obtener minerales, las leyes son más bajas y la actividad es más profunda. Por lo tanto, se requiere de la innovación para hacer económicamente sostenibles los procesos mineros.

Estamos en un contexto mundial muy desafiante; nos damos cuenta de que como economía no podemos seguir produciendo como lo hemos hecho hasta ahora, todas las sociedades lo están pidiendo. Pero, por otra parte, quizás por primera vez la sostenibilidad y factibilidad económica no son aspectos disonantes, sino que hoy están íntimamente relacionados. El ejemplo más claro de esto es la disminución de los precios de la energía, que vino con la introducción a la matriz de las ERNC.